Cenamos en casa de los vecinos de abajo. Un matrimonio con un hijo y una hija universitarios. El señor había sido jefe de la administración sanitaria de Irán y ahora está jubilado pero sigue trabajando en asuntos particulares y voluntariado social. La señora está en casa y hoy nos ha cocinado un fesenjan en mi honor porque sabe que me gusta. Y, además se da la circunstancia de que son de un pueblo entre Shiraz e Isfahan donde tienen un jardín de granados y siempre traen de allí el jarabe de granada, espeso y ácido, para preparar este plato agridulce y muy sabroso, que se acompaña con arroz blanco decorado con azafrán y zereshk, unas frutas muy pequeñas rojas y ácidas.
Como siempre la reunión se desarrolla en el salón alfombrado y con sillas y sillones alrededor junto a las paredes, con mesitas auxiliares donde se ofrecen pistachos, fruta y dulces. Los zapatos han quedado fuera, en el rellano, frente a la puerta y todos andamos descalzos o en calcetines. Después de conversar una buena hora, se despliega el sofré, el mantel de plástico, encima de las alfombras, y se prepara para la cena, con platos, cucharas y tenedor. En Irán no se ponen cuchillos, se usa con la derecha la cuchara y con la izquierda el tenedor. Como la carne está muy tierna siempre y cortada en trozos pequeños, el cuchillo no es necesario. En Irán no se come bistec a la plancha. Ponen bols con yogur, platos con sabzi, las siempre presentes hierbas frescas. Para beber hay jarras llenas de dugh, yogurt con agua y un poco de sal. Mientras los hombres preparan el mantel, en la cocina abierta al salón, las mujeres sentadas en el suelo preparan las fuentes con arroz que sacan de una gran cacerola. Se cocina sobre los fogones, pero se sirve en el suelo pues las cocinas de los pisos modernos de Irán son como las nuestras. La costumbre es tener la cocina con alfombra y para limpiar las verduras o para preparar las fuentes con arroz o estofado, se hace en el suelo. Todos, pequeños y mayores, en cuanto pueden se sientan sobre las alfombras, están acostumbrados y les es mas cómodo. Para comer, aunque tengan sillas y sillones, siempre ponen el sofré sobre la alfombra y se sientan todos alrededor. Los ancianos también se sientan y se levantan con facilidad, cosa imposible para nuestros ancianos.
Jamileh adorna los montículos de arroz con agua de azafrán. También hay ensalada y pan.
Llegan unos amigos del hijo que ya han cenado y se sientan el los sillones mientras nosotros comemos. Al terminar entre todos recogemos el mantel y volvemos a las sillas. La velada dura hasta la una de la noche con una conversación animada con chistes sobre mullahs y otros asuntos religiosos. Por ejemplo: Una mujer está embarazada y va a Mashhad para pedirle al Emam Rezá que su embarazo llegue a buen término. Cuando llega allí, entra en un recinto y le preguntan –usted por qué razón viene- ella explica que es para su embarazo, y le responden que allí no es, que sólo es para curar gripes, que el sitio de los embarazos está en otro lugar.
Las mujeres vamos con pañuelo durante toda la velada.
Jamileh adorna los montículos de arroz con agua de azafrán. También hay ensalada y pan.
Llegan unos amigos del hijo que ya han cenado y se sientan el los sillones mientras nosotros comemos. Al terminar entre todos recogemos el mantel y volvemos a las sillas. La velada dura hasta la una de la noche con una conversación animada con chistes sobre mullahs y otros asuntos religiosos. Por ejemplo: Una mujer está embarazada y va a Mashhad para pedirle al Emam Rezá que su embarazo llegue a buen término. Cuando llega allí, entra en un recinto y le preguntan –usted por qué razón viene- ella explica que es para su embarazo, y le responden que allí no es, que sólo es para curar gripes, que el sitio de los embarazos está en otro lugar.
Las mujeres vamos con pañuelo durante toda la velada.
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