Faltan unas horas para que empiecen las votaciones en Irán para elegir presidente y alcaldes. Quedan seis candidatos a la presidencia. De los ocho permitidos por el Consejo de Guardianes, dos han claudicado para ceder sus votos al candidato supuestamente moderado, Rouhaní. Un clérigo que se había encargado de las cuestiones nucleares de Irán anteriormente.
El favorito de los conservadores es Yalilí, el actual negocidador en el problema nuclear. O sea dos posibles presidentes y ambos metidos a fondo en lo nuclear. Y es que la política nuclear de Irán es la que condiciona la dificil situación económica del país, puesto que el embargo estricto por parte de los países occidentales hace que incluso si consigue vender su petróleo, le sea complicado el cobrarlo.
El programa nuclear iraní no es algo inventado por el régimen actual. En época del Shah ya se había empezado a construir centrales nucleares. Los trailers que debían transportar los reactores se habían encargado a la fábrica de Mollet con la que yo trabajaba.
Parece que los iraníes están de acuerdo en que su país tiene el mismo derecho que otros países en promocionar un programa nuclear con fines pacíficos. Lo que muchos critican es la forma en que se llevan las negociaciones sobre este tema con los países occidentales.