Estas serán las duodécimas elecciones presidenciales en Irán desde la Revolución Islámica de 1997 y las 36 si contamos las elecciones al Parlamento, la Asamblea de Expertos y las municipales. El próximo 19 de mayo tendrán lugar no solo las elecciones a presidente de la República Islámica sino también a alcaldes y concejales de las ciudades y pueblos de Irán.
Los seguidores del actual presidente, Rouhaní, creen que durante sus cuatro años de mandato ha conseguido mejorar la situación del país aunque reconocen que no ha logrado todo lo prometido. Sus detractores aseguran que la situación económica de los iraníes no ha mejorado en absoluto, aunque según el Fondo Monetario Internacional Irán ha tenido un crecimiento del 7% en 2016, pero éste se atribuye casi exclusivamente a las ventas de petróleo.
Hace casi un año y medio de la firma del tratado nuclear y, a pesar de que las relaciones económicas con los países occidentales han mejorado, lo están haciendo a un ritmo más lento de lo esperado y pocos bancos se han decidido a instalarse en Teherán por miedo a la inestabilidad de la zona y a la inseguridad de las promesas dadas. Sin embargo Irán ha aumentado las exportaciones de petróleo y también las inversiones extranjeras.
En Irán cualquier ciudadano que cumpla unos mínimos requisitos puede apuntarse para ser candidato a presidente, por ello no es de extrañar que este año se hayan registrado hasta 1600 inscripciones, entre las cuales hay de todo desde personas instruidas y serias hasta gente del campo sin cultura alguna y hasta bromistas y bufones. Los medios de comunicación orquestan este juego y las redes sociales se llenan de videos de pretendientes a candidato que desatan la hilaridad del personal. Este año la fecha límite para la inscripción era el 15 de abril y el 20 del mismo mes el Consejo de Guardianes, después de estudiar los casos, decidió aprobar 6 candidatos.
Uno de los candidatos es el actual presidente Rouhaní que, según la ley establece, puede optar a un segundo mandato. De los restantes cinco, sólo dos parecen ser competidores reales para Rouhaní. Uno es Ebrahim Raisí que en la actualidad es responsable de la poderosa fundación que custodia el mausoleo del emam Rezá, el octavo emam chií, en Mash’ad, y Mohammad Bagher Ghalibaf, alcalde de Teherán desde 2005, ex jefe de la policía de Irán, y competidor de Rouhaní en las elecciones de 2013.
Raisí es doce años más joven que Rouhaní y clérigo como él. Es poco conocido. Se sabe que lleva una larga carrera al servicio de la República Islámica. Es doctor en jurisprudencia islámica y leyes y ha ejercido de juez en diferentes partes de Irán. Es miembro de la Asamblea de Expertos, igual que el actual presidente. Tanto Raisí como Rouhaní han alcanzado la categoría de mujtahids que es el nivel más alto de comprensión de las leyes religiosas. Sin embargo a Riasí le falta experiencia en el campo de la política y carisma. Se le ha nombrado en varias ocasiones como posible sucesor de Jamaneí, el Guía de la Revolución. Él mismo asegura que no pertenece a ninguna facción política, que se siente equidistante de cualquiera de ellas y que representa a todos los iraníes pero nadie puede negar que es un conservador de la línea dura y le presentan las facciones conservadoras. Además empieza a mostrar ciertas semblanzas con el anterior presidente Ahmadinejad. Se ha paseado amigablemente en público con Said Yalilí que fue el negociador nuclear en el gobierno de Ahmadinejad y que es muy crítico con el actual presidente y con el tratado que firmó hace un año y medio. A pesar de la tendencia de Raisí al populismo, su lenguaje es mucho más contenido que el de Ahmadinejad y, a diferencia de éste, no se lanza a criticar desaforadamente a sus contrincantes.
Ghalibaf, también conservador, seglar, es bien conocido por los iraníes pues es la tercera vez que se presenta a las presidenciales. En su campaña pone énfasis en el desempleo, promete que creará 5 millones de puestos de trabajo y que conseguirá que la renta familiar de los iraníes se duplique. Economistas importantes afirman que eso es imposible pero es una manera de conseguir votos entre la población que está muy preocupada por el desempleo.
Rouhaní pone énfasis en otro tema y dice: “¿Qué queremos? Empezar una confrontación con el mundo y volver a vivir bajo la inquietante sombra de una guerra o seguir trabajando para conseguir una interacción honorable con el mundo.”
Y añade: “debemos decidir en estas elecciones si queremos seguir en el camino de la libertad de expresión o no”.
Parece que lo sensato sería conceder mediante las votaciones una segunda legislatura al actual presidente pero estamos en un momento en que la sensatez parece haber desaparecido del mundo. Primero llegó Trump y ahora las elecciones en Francia nos muestran su cara más inquietante. Esperemos que los iraníes no sigan esta tendencia.
1 comentario:
1.600 candidatos al (teórico : es una república teocrática) cargo de presidente de la república...
sí
bufonesco, circense
en mapocholandia también (¿y en todas partes?; q cruz, q castigo) se da esta proliferación
hace una semana, los (pre)candidatos eran 19
y le pen a punto...
ay
el mundo está crazylocofou
kísssss
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