Asia bulle y aquí podéis leer a continuación una reflexión y una notícia que os harán pensar.
Artículo escrito por Ana M. Briongos y publicado en La Vanguardia, Dinero, el pasado domingo día 11 de marzo.
Rishi es un joven indio salido de la London School of Economics que vive en Londres y empezó su vida profesional invirtiendo los capitales que sus conocidos indios le confiaban. Al poco tiempo creó una consultora para grandes empresas con un despacho en Londres y una oficina en Delhi donde trabajaban varios economistas e ingenieros. Han pasado tres años y ya tiene 400 profesionales cualificados ubicados en una serie de plantas diáfanas alquiladas en uno los muchos edificios inteligentes de un nuevo barrio de oficinas cercano a Nueva Delhi. Una de las últimas veces que hablé con él me dijo que se había comprado un piso en Dubai porque había que situarse en un punto estratégico y mirar hacia el Este.
Y es que, como ha expresado George Magnus, asesor económico para Oriente Medio del UBS Investment Bank, debido al renacimiento económico protagonizado por los países emergentes de Asia y a lo que comporta el alto precio de la energía para los países productores de petróleo de Oriente Medio, se ha establecido una “nueva ruta de la seda”. Pero esta vez no se trata de comerciar con seda, especias, oro, grano, e intercambiar cultura, ideas y técnicas, sino que se basa en todo aquello que está asociado a los hidrocarburos y los petrodólares. El comercio entre los Estados del Golfo y Asia se ha doblado desde el 2000 y supera los 240 mil millones de dólares. Los lazos financieros entre los países de Asia aumentan día a día creando un fenómeno al que el banco gigante HSBC llama transacciones “este-este”.
La situación de multipolaridad que se ha originado en el mundo asiático desde el colapso del poder soviético y el prestigio a la baja de los Estados Unidos en Asia, ha llevado a China, Japón, Corea del Sur, Rusia, India, Arabia Saudita e Irán, a tomar conciencia de la nueva situación para estrechar lazos económicos y estratégicos entre ellos.
En esta nueva ruta de la seda se encuentran, por un lado los países productores de petróleo que disponen de oro negro, gas, otros productos petroquímicos, tecnología del agua, petrodólares y experiencia bancaria, y, por otro los países emergentes del este de Asia que construyen infraestructuras para el transporte y la producción de energía, fabrican bienes de consumo, exportan nuevas tecnologías, mano de obra, y armamento. La proximidad geográfica favorece el intercambio y ofrece la posibilidad de construir grandes corredores de carreteras y oleoductos, que ya se están llevando a cabo.
A esta situación favorable se añaden dos factores. El primero es la arrogancia y prepotencia de Estados Unidos y Europa que lleva a los inversores musulmanes, en igualdad de condiciones, a decidirse hoy en día por China o India o, cómo no, los países musulmanes de la zona, Pakistán, Malasia o Indonesia. Y este dato nos lleva al segundo factor en auge en los últimos años, las finanzas islámicas con las obligaciones llamadas sukuk, cuya emisión inició Malasia en 2002 y fue secundada luego por otros países, habiendo superado los 40 mil millones de dólares en 2006. Tengamos en cuenta que en Asia viven más de la mitad de los musulmanes del mundo y el sukuk representa una inversión éticamente correcta para un musulmán que, según la Sharia, no puede recibir intereses (riba) por el dinero prestado al considerarse usura. En el Islam se puede invertir en bienes tangibles o en negocios concretos como socio y, por lo tanto, comprar los bonos o sukuk que emiten los países asiáticos, que están en plena fiebre constructora de infraestructuras, entra dentro de la inversión éticamente correcta.
Pero para que el comercio “este-este” crezca y se desarrolle es necesario que haya estabilidad y que las estructuras institucionales que unen a los países de Asia, hoy todavía en estado embrionario, se refuercen, para poder ir más allá de las relaciones bilaterales hasta ahora preeminentes. La OIC (Organisation of Islamic Conferences) es la única de importancia que reúne a los Estados del GCC (Gulf Cooperation Council) y los países asiáticos de mayoría islámica, entre los que se cuentan Pakistán, Malasia, los países de Asia central y Bangladesh. La OIC tiene como principal función la de apoyar la cooperación económica entre sus miembros y contener la presencia e influencia de los Estados Unidos en Asia central. Está también la SCO (Shangai Cooperation Organisation), fundada en 2001, por Rusia, China, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán para cooperar en materia de seguridad y que desde 2003 decidió también apoyar las relaciones económicas entre sus socios. En 2004 obtuvieron estatus de observadores, Pakistán, India e Irán. La reciente visita del presidente Ahmadinejad de Irán a Arabia Saudita tiene que ver con el interés creciente por estabilizar la zona, solucionar los conflictos entre suníes y shiís y neutralizar las operaciones de desestabilización que vienen de fuera.
El movimiento de bienes y capitales se está llevando a cabo por las rutas interasiáticas así como el de personas: la mano de obra e incluso el turismo. Vikas es otro joven indio cuyo trabajo en un call-center gigante de Cybercity, en las afueras de la capital de su país, le permitía llevar una vida holgada, tener su apartamento y su moto pero un día, hace dos años, decidió dar un giro a su existencia y dedicarse a algo menos aburrido, el turismo. Se había dado cuenta de que las gentes de Asia disponen, cada vez más, de medios para viajar y que debido a los problemas de seguridad en Occidente, con la incomodidad asociada a los continuos registros en aeropuertos, la dificultad en la obtención de visados y la humillación que su obtención representa para muchos de ellos, se decidirían por destinos turísticos dentro de Asia. Su agencia va viento en popa.
Todo ello significa que el flujo de capitales de Oriente a Occidente va a disminuir en los próximos años y habrá que compartir la energía con los grandes de Asia. En este mundo cambiante se debe replantear la posición de Occidente. Deberemos decidir cual queremos que sea nuestra nueva posición y de qué manera vamos a acercarnos a los tros en el futuro.
Rishi es un joven indio salido de la London School of Economics que vive en Londres y empezó su vida profesional invirtiendo los capitales que sus conocidos indios le confiaban. Al poco tiempo creó una consultora para grandes empresas con un despacho en Londres y una oficina en Delhi donde trabajaban varios economistas e ingenieros. Han pasado tres años y ya tiene 400 profesionales cualificados ubicados en una serie de plantas diáfanas alquiladas en uno los muchos edificios inteligentes de un nuevo barrio de oficinas cercano a Nueva Delhi. Una de las últimas veces que hablé con él me dijo que se había comprado un piso en Dubai porque había que situarse en un punto estratégico y mirar hacia el Este.
Y es que, como ha expresado George Magnus, asesor económico para Oriente Medio del UBS Investment Bank, debido al renacimiento económico protagonizado por los países emergentes de Asia y a lo que comporta el alto precio de la energía para los países productores de petróleo de Oriente Medio, se ha establecido una “nueva ruta de la seda”. Pero esta vez no se trata de comerciar con seda, especias, oro, grano, e intercambiar cultura, ideas y técnicas, sino que se basa en todo aquello que está asociado a los hidrocarburos y los petrodólares. El comercio entre los Estados del Golfo y Asia se ha doblado desde el 2000 y supera los 240 mil millones de dólares. Los lazos financieros entre los países de Asia aumentan día a día creando un fenómeno al que el banco gigante HSBC llama transacciones “este-este”.
La situación de multipolaridad que se ha originado en el mundo asiático desde el colapso del poder soviético y el prestigio a la baja de los Estados Unidos en Asia, ha llevado a China, Japón, Corea del Sur, Rusia, India, Arabia Saudita e Irán, a tomar conciencia de la nueva situación para estrechar lazos económicos y estratégicos entre ellos.
En esta nueva ruta de la seda se encuentran, por un lado los países productores de petróleo que disponen de oro negro, gas, otros productos petroquímicos, tecnología del agua, petrodólares y experiencia bancaria, y, por otro los países emergentes del este de Asia que construyen infraestructuras para el transporte y la producción de energía, fabrican bienes de consumo, exportan nuevas tecnologías, mano de obra, y armamento. La proximidad geográfica favorece el intercambio y ofrece la posibilidad de construir grandes corredores de carreteras y oleoductos, que ya se están llevando a cabo.
A esta situación favorable se añaden dos factores. El primero es la arrogancia y prepotencia de Estados Unidos y Europa que lleva a los inversores musulmanes, en igualdad de condiciones, a decidirse hoy en día por China o India o, cómo no, los países musulmanes de la zona, Pakistán, Malasia o Indonesia. Y este dato nos lleva al segundo factor en auge en los últimos años, las finanzas islámicas con las obligaciones llamadas sukuk, cuya emisión inició Malasia en 2002 y fue secundada luego por otros países, habiendo superado los 40 mil millones de dólares en 2006. Tengamos en cuenta que en Asia viven más de la mitad de los musulmanes del mundo y el sukuk representa una inversión éticamente correcta para un musulmán que, según la Sharia, no puede recibir intereses (riba) por el dinero prestado al considerarse usura. En el Islam se puede invertir en bienes tangibles o en negocios concretos como socio y, por lo tanto, comprar los bonos o sukuk que emiten los países asiáticos, que están en plena fiebre constructora de infraestructuras, entra dentro de la inversión éticamente correcta.
Pero para que el comercio “este-este” crezca y se desarrolle es necesario que haya estabilidad y que las estructuras institucionales que unen a los países de Asia, hoy todavía en estado embrionario, se refuercen, para poder ir más allá de las relaciones bilaterales hasta ahora preeminentes. La OIC (Organisation of Islamic Conferences) es la única de importancia que reúne a los Estados del GCC (Gulf Cooperation Council) y los países asiáticos de mayoría islámica, entre los que se cuentan Pakistán, Malasia, los países de Asia central y Bangladesh. La OIC tiene como principal función la de apoyar la cooperación económica entre sus miembros y contener la presencia e influencia de los Estados Unidos en Asia central. Está también la SCO (Shangai Cooperation Organisation), fundada en 2001, por Rusia, China, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán para cooperar en materia de seguridad y que desde 2003 decidió también apoyar las relaciones económicas entre sus socios. En 2004 obtuvieron estatus de observadores, Pakistán, India e Irán. La reciente visita del presidente Ahmadinejad de Irán a Arabia Saudita tiene que ver con el interés creciente por estabilizar la zona, solucionar los conflictos entre suníes y shiís y neutralizar las operaciones de desestabilización que vienen de fuera.
El movimiento de bienes y capitales se está llevando a cabo por las rutas interasiáticas así como el de personas: la mano de obra e incluso el turismo. Vikas es otro joven indio cuyo trabajo en un call-center gigante de Cybercity, en las afueras de la capital de su país, le permitía llevar una vida holgada, tener su apartamento y su moto pero un día, hace dos años, decidió dar un giro a su existencia y dedicarse a algo menos aburrido, el turismo. Se había dado cuenta de que las gentes de Asia disponen, cada vez más, de medios para viajar y que debido a los problemas de seguridad en Occidente, con la incomodidad asociada a los continuos registros en aeropuertos, la dificultad en la obtención de visados y la humillación que su obtención representa para muchos de ellos, se decidirían por destinos turísticos dentro de Asia. Su agencia va viento en popa.
Todo ello significa que el flujo de capitales de Oriente a Occidente va a disminuir en los próximos años y habrá que compartir la energía con los grandes de Asia. En este mundo cambiante se debe replantear la posición de Occidente. Deberemos decidir cual queremos que sea nuestra nueva posición y de qué manera vamos a acercarnos a los tros en el futuro.
El mayor contratista en Irak: El grupo de defensa y energía estadounidense Halliburton traslada su sede a Dubai
La decisión ha suscitado las críticas de varios políticos estadounidenses
El vicepresidente Dick Cheney fue el consejero delegado de la empresa desde 1995 a 2000 (Noticia aparecida en El Mundo 12MAR07 )
HOUSTON (EEUU).- El grupo de servicios energéticos y de defensa Halliburton, la empresa que ha logrado más contratos del Pentágono en Irak, trasladará su sede central y la ubicación de su presidente ejecutivo a Dubai.
La compañía, que tiene su actual sede en Houston, ha justificado su decisión argumentado que quiere esforzarse en su expansión en el extranjero, aunque la decisión rápidamente ha suscitado las críticas de varios políticos.
Halliburton, que estuvo liderada por el vicepresidente Dick Cheney desde 1995 a 2000, no ha especificado si el traslado le reportará ventajas fiscales.
Halliburton mantiene negocios en Oriente Medio desde hace años y KBR, su filial de ingeniería y servicios militares y que actualmente se encuentra en proceso de escisión, es el mayor contratista del Pentágono en Irak.
Tras la invasión del país iraquí liderada en 2003 por EEUU, la compañía logró importantes contratos, muchos de los cuales se otorgaron sin que existiera una oferta competidora.
El presidente ejecutivo de Halliburton, David Lesar, ha afirmado que la empresa también está considerando que sus acciones coticen en alguna Bolsa de Oriente Medio.
Actualmente, Halliburton cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York y tiene una valoración de mercado de más de 32.000 millones de dólares.
"Mi oficina estará en Dubai y llevaré adelante todas las operaciones a nivel mundial desde allí", dijo Lesar en una conferencia de energía en Bahrein. "Dubai es un gran centro de negocios", agregó.
"Esto es un insulto a los soldados y contribuyentes estadounidenses que pagaron la cuenta de sus contratos y toleraron los sobrecargos por todos esos años", dijo el presidente del comité judicial del Senado, Patrick Leahy, un demócrata del estado de Vermont.
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