BLOG DE ANA M. BRIONGOS


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20.4.13

Viaje a Irán en Nowruz de 2013




Es la tercera vez que estoy en Irán durante las celebraciones del año nuevo, el Nowruz, que coincide con el equinoccio de primavera. El 20 de marzo de 2013 de nuestro calendario, empezó en Irán el primer mes del año, farvardin,  de 1392.

La primera vez fue en 1974, cuando estudiaba en la Universidad de Teherán y me alojaba en una residencia para chicas estudiantes. Llegó Nowruz con sus dos semanas de vacaciones y se vació la residencia y se vació la ciudad de Teherán. Y me quedé prácticamente sola en una ciudad desierta y en una residencia más desierta todavía. Mis compañeras, la mayoría procedentes de otras regiones del país, se fueron a pasar las fiestas con sus familias. Aunque algunas aprovecharon esos días de vacaciones para operarse la nariz pues la rinoplastia en Irán no es algo que se ha puesto de moda en los últimos años sino que lleva décadas practicándose de manera generalizada.
La segunda vez, ya después de la Revolución Islámica y terminada la larga guerra contra Irak, pasé el Nowruz con unos amigos iraníes en una casa de campo a orillas del mar Caspio, en medio de un paisaje de bosques y donde no paraba de llover. En la casa con mis amigos y toda su parentela, se jugaba a las cartas, se bebía vodka y se fumaba opio. Todo ello ilegal por supuesto.

Acabo de regresar de Irán y este ha sido mi tercer Nowruz aunque en el intervalo que va desde la primera vez que pisé suelo iranio en 1968 hasta el día de hoy haya viajado en múltiples ocasiones a lo que antes se conocía como Persia.

Viajar por Irán en Nowruz es algo extraño y yo en principio no lo aconsejaría pero a mí, que he estado en soledad contemplando las ruinas de Persépolis varias veces, por poner un ejemplo, me ha interesado muchísimo compartirlo con centenares de personas, todas iraníes. Y es que en Nowruz todos intentan salir a hacer turismo por su propio país. Cargan el coche con la alfombra, el sofré o mantel, el hornillo, la cazuela, la tetera, las mantas, los padres, los niños y los abuelos, y se lanzan a la carretera. Por la noche acampan donde les parece, en un parque público, al lado de la cuneta o en un parking. La tienda de campaña la compran en cualquier pueblo pues venden tiendas en todas partes. Todas son iguales con un solo espacio en forma de igloo apepinado y de tejido de nylon, lo que varía es el color. Las hay rosa fluorescente, verde limón, malva, azul cielo… No hay que montarlas. Se abre la cremallera del envoltorio circular que mantiene plano el artefacto como una rosquilla, y se despliega automáticamente quedando como una seta. Hay que ver los jardines de Irán transformados en un bosque de setas multicolores con centenares de personas disfrutando de unas vacaciones al aire libre y sin que les cueste ni un real el alojamiento, que por cierto, no podrían pagarlo. Y eso es posible porque desde chiquititos están acostumbrados a sentarse en el suelo y a dormir sobre alfombras a ras de suelo y lo que a nosotros nos parecería un suplicio, sobre todo a los mayores, a ellos no les cuesta nada, sentarse en el suelo, mantenerse en cuclillas y volver a levantarse.

Esta vez hemos compartido ciudades, carreteras, museos y monumentos con multitudes. Los iraníes acostumbran a ser amables, abiertos y acogedores. Todos éramos turistas, todos íbamos con nuestras cámaras y nuestros móviles haciendo fotos. Ellos se querían fotografiar con nosotros y nosotros estábamos encantados de fotografiarnos con ellos. Tenemos fotos con familias baluchis, kurdas, bajtiaris, azeríes allí llamados turcos, qashghais… tanta es la variedad de gentes y lenguas en un país llamado hoy en día Irán. Lo primero que te dicen es “wellcome to Iran” y luego te piden qué piensas de su país. Si la conversación se prolonga empiezan a criticar al clero que manda con mano dura y, sin nombrarlos, hacen un círculo con la mano sobre sus cabezas para referirse a los del turbante y levantan los hombros. Todos lo entendemos. También critican al actual presidente por su mala imagen. “Mírenos, nosotros no somos así”, dicen.

En Persepolis van en busca de sus antiguas raíces cuando los imperios persas dominaban una parte importante del mundo civilizado.  Y se compran, los más osados, un colgante con el símbolo alado del dios zoroastriano, Ahura Mazda, que lucirán después con orgullo.


En junio habrá elecciones a presidente de la República Islámica de Irán. El actual, Mahmud Ahmadinejad, ha cumplido con sus dos legislaturas permitidas y debe retirarse. ¿Quién se va a presentar? No se sabe. Un mes y medio antes de las elecciones nadie sabe quiénes serán los candidatos. Me ha sorprendido oír en bastantes ocasiones que se espera la aparición del Jatamí, el clérigo reformista, culto y elegante, que ya había sido presidente y en cuyo tiempo hubo una cierta apertura, tanto en el interior como en las relaciones internacionales. Pero parece ser que Jatamí pone una condición para presentarse: que sean liberados los dos candidatos a las anteriores elecciones. Karrubí y Musaví permanecen en arresto domiciliario desde hace dos años posteriormente a las grandes protestas populares que siguieron a las elecciones y que se conocieron como “movimiento verde”. ¿Serán liberados? Eso depende de si la República Islámica está seriamente acorralada debido al embargo económico a que está sometida por los EEUU y sus aliados y piensa que este es el momento de cambiar un poco de rumbo y poner al frente del gobierno a una persona menos radical y con una imagen impecable. Ya me imagino la foto: Obama dando la mano a Jatamí, los dos tan pulcros, amables y sonrientes. Sin embargo, la mano dura del régimen ¿lo permitirá?

19.2.13

El Asian Art Museum de San Francisco, la liebre y mi netsuke






Hace unos días pasé horas paseando por el Asian Art Museum de San Francisco. Iba sola. No tenía otros planes hasta media tarde. No tenía a nadie con quien comentar. Sola recorriendo sin prisa las salas, deteniéndome a observar pieza por pieza, leyendo la información que ofrece el museo, sentándome en los sofás que en el camino me ofrecían descanso y libros ilustrados para consultar. Mirando por las ventanas lo que dejaban ver, desde lo alto, de la ciudad. Fijándome en los espacios, y en la arquitectura resultado de la reforma realizada por Gae Aulenti, la misma arquitecta que reformó el Quai D’Orsay en París o el Palau Nacional, hoy MNAC, en Barcelona. Rodeada de cosas hermosas, obra de artistas de todos los tiempos y de tantos lugares diferentes, y disfrutarlas, ajena a todo lo demás, como si nada más existiera. ¿Se le puede llamar a esto felicidad? Creo que sí.

Este museo tiene su origen en la donación, en 1959, por el empresario Avery Brundage de parte de su colección a la ciudad de San Francisco. Años más tarde donó el resto de su colección. Al principio se expuso en un ala del de Young Museum en Golden Gate Park. En 1987 la ciudad ofreció el Civic Center para albergar la enorme coleccion. En 1995 el emprendedor de Silicon Valley, Chong-Moon Lee, regaló 15 millones de dólares al nuevo museo y un millón más para constituir la sección dedicada a Corea. Hoy en día muchos ciudadanos de origen asiático residentes en California hacen donaciones o regalan joyas u objetos de arte al museo en memoria de sus seres queridos ya fallecidos. Téngase en cuenta las extensísimas comunidades de chinos y japoneses que viven en California desde hace generaciones y esta es una manera de aportar y tener cerca parte de su cultura y de su historia.




Lo que más me gustó en esta ocasión fue encontrarme con la vitrina de los netsukes pues había leído hacía poco el extraordinario libro “La liebre con ojos de ámbar” de Edmund de Waal. Como muy bien resume la reseña de El Acantilado, más de doscientas figuritas de madera y marfil, así son los netsukes, ninguna de ellas mayor que una caja de cerillas, son el origen de este fascinante libro en el que Edmund de Waal describe el viaje que han hecho a lo largo de los años. Un viaje lleno de aventuras, de guerra, de amor y de pérdida, que resume, en la historia de una familia, la historia de Europa en los siglos XIX y XX. Un texto evocativo y de gran belleza que comienza con una pequeña liebre de ojos de ámbar que se mezcla en un bolsillo con las monedas, y que pasando por Paris, Viena, Odessa, Nueva York y Tokio termina, como todo auténtico viaje, con el descubrimiento de uno mismo.



                              
Los netsukes son pequeñas esculturas que caben en la palma de la mano, originarias de Japón. Servían para cerrar las bolsitas que llevaban los hombres atadas a sus kimonos, donde guardaban sus monedas, el tabaco, las medicinas. Son verdaderas obras de arte, algunas realizadas por importantes artesanos y fueron codiciados objetos de colección cuando en Europa llegó la fiebre del orientalismo a principios del S. XX.


Pues mi historia no acaba en el museo. Acaba en la isla de Alameda, en la Bahía de San Francisco. Los domingos por la mañana se organizan allí unos encantes donde se puede encontrar de todo. En un pedazo de tierra de muchos metros cuadrados, rodeada de agua, con grúas, contenedores y cargueros en el flanco derecho y la silueta de San Francisco al fondo con sus puentes, cientos de tenderetes ofrecen cacharros de segunda mano. En uno de ellos, entre dedales, botones, peines y pendientes, encontré la figurita de un pequeño chino cabezón sentado en un taburete. No era de marfil, era de madera. También hay netsukes de madera. No debía ser gran cosa, pensé, pues valía pocos dólares. Me lo compré. Cabía en mi mano, no tenía aristas. Dentro del bolsillo de mi abrigo tintineaba junto a las monedas. Al cabo de un rato, de tanto tocarlo, había adquirido el calor de mi cuerpo. ¿Es un netsuke auténtico? No lo creo. Pero es mi netsuke.



7.1.13

Relaciones diplomáticas entre España e Irán en el siglo XVII



En una ocasión, mientras disfrutaba de un té reparador en la penumbra del local medio museo, medio casa de té, medio circo, asentado en lo que había sido el gran depósito de agua del bazar de Teherán, el “ab ambar”, un espacio grande y subterráneo al cual se accedía desde la calle a través de unas escaleras estrechas que se hundían en la oscuridad, presencié una escena que me sorprendió por lo familiar que me resultaba.

El espacio era lóbrego, el techo altísimo, hileras de columnas formaban un bosque de piedra perfectamente organizado. De las paredes colgaban, hasta una altura humana, cuadros con personajes de la época Qajar y multitud de objetos, antiguos y modernos, distribuidos sin orden ni concierto. Había mesas iluminadas con candelabros de tulipas de cristal aquí y allá y, en algunas de ellas, mujeres adivinas leían la buenaventura. Un par de muchachos todavía imberbes hacían juegos de manos y malabares para distraer a los visitantes. El más joven se acercó a nuestra mesa, se sacó del bolsillo un cuadrado de tela del tamaño de una servilleta, lo dobló por la mitad, plegó las puntas hacia adentro, enrolló la base, volvió a plegar, desenvolvió el hatillo girando sobre la punta superior hasta que aparecieron de nuevo las dos puntas laterales esta vez una a cada lado de un rollo prieto de tela. Con una de esas puntas consiguió hacer dos apéndices u orejas y la otra sería la cola de un animal que yo había visto preparar como por arte de magia a mi padre cientos de veces durante mi infancia y que mi hermano y yo identificábamos con un conejo. Mi sorpresa creció cuando vi que el muchacho colocaba el animal sobre las yemas de los dedos de su mano derecha, y al acariciarlo suavemente con la izquierda, el animal de trapo daba un salto rapidísimo como si intentara escaparse. El muchacho lo alcanzaba, lo colocaba de nuevo sobre su mano cóncava y volvía a acariciarlo para que volviera a saltar. Parecía un conejo vivo. Todo, incluso los gestos que hacía el muchacho del depósito de agua de Teherán, eran exactamente los mismos que hacía mi padre que procedía de un pequeño pueblo de Burgos, perdido en el centro de España. El chico se esfumó engullido por la oscuridad y cuando quise darme cuenta para preguntarle dónde había aprendido esa habilidad de domador de animales de trapo, había desaparecido. Pedí por él y ya no estaba. Regresé al “ab ambar” un par de veces y nunca lo encontré. Alguien me dijo que formaba parte de una familia de titiriteros de Isfahan que estaba de paso.


¿Llegaría este juego a España desde Persia? ¿O quizá hizo el camino contrario? Me he pedido desde entonces infinidad de veces. Debió pasar de un país al otro hace muchos años. Quizá lo trajeron los árabes como tantas cosas que a través de ellos llegaron a España desde la lejana Persia. Quizá llegó en épocas no tan lejanas llevado por algún viajero anónimo y juguetón. No sé de ningún persa que visitara el pueblo de Burgos ni los pueblos cercanos, como mínimo en los últimos ciento cincuenta años puesto que allí todo se sabía y, ni mis abuelos, ni los más ancianos del pueblo, tenían noticia de ello. Tampoco sabían de ningún persa que se acercara por sus tierras. Sí se sabía, en cambio, que un vecino listo se fue a Chicago y llegó a ser guardaespaldas de Al Capone o que fulano y zutano emigraron a Cuba.

Cuando reencontré hace poco la historia de Don García de Silva y Figueroa gracias a una conferencia que debía dar el profesor Luis Gil de la Universidad Complutense de Madrid en el SOAS de Londres busqué otra vez en mis notas antiguas y volví a la Biblioteca de Catalunya a releer los Comentarios de Don García de Silva y las Relaciones de Don Juan de Persia  puesto que en mi imaginación calenturienta prefería pensar que el juego llegó o partió en el siglo XVII, a través de unas embajadas que intercambiaron los reyes de ambos países, cuando en Irán reinaba el gran Shah Abbas I y en España el débil y desorientado rey Felipe III (II de Portugal) En aquel tiempo el poder de ingleses y franceses aumentaba mientras el poder español empezaba su decadencia. Los países europeos luchaban por razones políticas y religiosas en la conocida Guerra de los treinta años. Jaime I (1566-1625) reinaba en Inglaterra. En Francia lo hacía Luis XIII (1601-1642) con la ayuda del Cardenal Richelieu. En Rusia ocupaba el trono el primer Romanov, Miguel (1598-1645) René Descartes (1596-1650) escribía “El discurso del método”, Francis Bacon (1561-1626) se daba a conocer por sus ideas sobre la manera en que la ciencia moderna descubre y trata las leyes de la naturaleza. Rubens (1577-1640) de Flandes era distinguido por el rey inglés y Velázquez (1599-1660) era el pintor de la corte Española. Rembrand, en Holanda, empezaba a pintar. En Constantinopla construían la Mezquita Azul, la más grande y hermosa del mundo. En Italia Monteverdi componía Orfeo, considerada la primera ópera moderna y Galileo (1564-1642) aseguraba que la tierra gira alrededor del sol. En 1605 se publicó el Quijote por primera vez y en Inglaterra Shakespeare se daba a conocer con sus obras de teatro. Los tribunales de la Inquisición seguían funcionando.


En Persia el poderoso Shah Abbas el Grande (1557-1629) reinaba en un territorio que abarcaba desde el Eufrates hasta el Indo. Había tenido su trono en Ghazvin y acababa de trasladarse con toda su corte a Isfahan donde emprendería grandes obras para mejorar la ciudad y convertirla en una de las ciudades más hermosas del mundo.

Don Juan de Persia, nombre con el que firma su manuscrito, se llamaba en Persia, su país de origen, Ulug Beg. Era un funcionario de la corte y acompañó al embajador persa en su misión diplomática a los países europeos. Ulug Beg nunca regresó a su país.

Según cuenta D. Juan de Persia en el Libro III de su Relación, estaba el Shah Abbas pacífico y ufano con tantos éxitos y victorias sobre los turcos que pensó en preparar una embajada para el rey de España para tratar, entre otras cosas, del futuro de las colonias portuguesas en el Golfo Pérsico, entre las que estaban el reino de Ormuz y la isla de Quesm. En este tiempo llegó a Isfahan un inglés, Don Antonio Shirley, que decía ser primo del rey de Escocia, amigo de reyes y enviado por estos con la intención de convencer al rey de Persia para que se confederase con ellos para luchar contra el turco, como enemigo común a todos. También llegaron dos frailes portugueses que acabaron de convencer al Shah de la necesidad de la embajada. Shirley aconsejó al rey persa que dicha embajada debía visitar también a los demás reyes europeos y al Papa. Así se decidió al fin.

La embajada compuesta por el embajador Uzen Ali Bec y cuarenta y dos personas entre los que se encontraban D. Antonio Shirley y los dos frailes portugueses, partió hacia Tartaria y Moscovia en 1599, con baúles llenos de regalos para los reyes europeos. Durante el viaje tuvieron riñas y altercados con el inglés pues desapareció uno de los frailes portugueses desaparición asesinado probablemente por Shirley según apunta  D. Juan de Persia y también perdieron los baúles con los regalos, encomendados por el inglés a unos mercaderes, por lo que llegaron a Roma tan escurados que el mismo Papa tuvo que prestarles dinero para seguir viaje hacia España, su último destino. En el momento de emprender ese viaje los ingleses también habían desaparecido. En Valladolid donde estaba entonces (1601-1606) la corte española fueron recibidos por Felipe III. Allí permanecieron durante dos meses. Visitaron El Escorial, Toledo, Aranjuez entre otros lugares y cuando el embajador decidió partir hacia Persia Ulu Beg y otros miembros de séquito persa decidieron quedarse para lo cual tuvieron que convertirse al cristianismo pues en España el rey Felipe III acababa de expulsar a los moriscos y la Inquisición era una máquina incombustible.

D. Juan de Persia escribió en castellano, con ayuda, las peripecias de la embajada y dedica los dos primeros libros de su “Relación” a Persia, su historia, su geografía y sus costumbres.
Como contrapartida para “cumplir con la embajada que el persa nos ha  enbiado” partió hacia Persia en 1614 D. García de Silva y Figueroa, geógrafo, hombre culto muy interesado por las antigüedades, en una misión a la vez política y comercial, como dice el profesor Luís Gil, para tratar de la expansión de Abbas I en el Golfo Pérsico y observar de cerca su relación con los ingleses de cara a mantener el monopolio comercial portugués en Hormuz y con la intención de que “el persa persevere en la guerra contra el Turco para que (éste) no progrese en el Mediterráneo”. Don García escribió unos Comentarios en tercera persona donde dice que “en 1599 había venido como embajador del sofí, Uzen Ali Bach, en compañía del célebre D. Juan de Persia” y también comenta que “en 1608 llegó a España un aventurero inglés llamado Roberto Shirley (hermano de Antonio) quien decía ser embajador de Persia” el cual ya había visitado las cortes de Rusia, Polonia y Roma cuando llegó a España. Silva no llegó a su destino hasta 1617 después de un azaroso viaje en el que tuvo serios problemas con los portugueses e incluso pasó un tiempo detenido en Goa. Durante este intervalo de tiempo los hermanos Sherley seguían con sus embajadas desautorizando a Silva. El embajador español ya en Isfahan donde fue bien recibido, no consiguió sin embargo ninguno de sus objetivos y fue el centro de burlas y risas por los cortesanos y embajadores debido falta de interés en los placeres de la corte atribuidos a su avanzada edad. Silva partió de Isfahan en 1619 y su viaje de regreso, otra vez lleno de dificultades, no concluyó hasta 1624 aunque él falleció al desembarcar en Lisboa.

A pesar del fracaso de su embajada Silva dejó sus Comentarios en los que detalla, como escribe el profesor Luís Gil, “día a día todo lo que observa, con la exigencia de un geógrafo, un naturalista, un etnólogo, un historiador y un anticuario, lo cual hace de su trabajo una fuente histórica significativa del Irán safavida”.

Don Juan de Persia y otros miembros de aquella embajada se quedaron en España, quizá algún criado del séquito de Don García de Silva echó raíces en Irán. Todos ellos debieron enseñar juegos y costumbres de sus respectivos países a sus hijos, amigos y vecinos, aunque yo no he encontrado relación de ellos en los manuscritos.

Mi padre falleció hace años, mis tíos también han fallecido. Del juego del conejo saltarín solo se acuerdan mis primos los más mayores. Los primos jóvenes no lo han visto nunca, ni siquiera saben que el arte de crear y domar conejos de trapo existió una vez en el pueblo de sus abuelos, un pueblo perdido en el centro de España, donde ellos ya no viven. ¿Habrá desaparecido también en Irán?, me pregunto. Si no lo ha hecho lo hará pronto empujado por el imparable curso de la Historia, de la mano del progreso y sus juguetes mecánicos.
Bibliografía
Ulug Beg, Juan de Persia, Relaciones de D. Juan de Persia dirigida a la Majestad Católica de Don Philippo III Rey de las Españas y señor nuestro, Real Academia Española, Biblioteca Selecta de Clásicos Españoles, Madrid 1946, con prólogo y notas de D. Narciso Alonso Cortés.
Silva y Figueroa, García de. Comentarios de D.... de la Embajada que de parte del Rey de España Don Felipe III hizo al Rey Xa Abbas de Persia. Sociedad de Bibliófilos Españoles. Madrid 1903-1905.

20.11.12

Aumenta la producción de azafrán en Irán





En otoño es cuando se cosecha el azafrán en España y en Irán. 

El azafrán es una especia que se obtiene de los estigmas de una flor cuyo nombre científico es crocurs sativus. Cada flor tiene tres estigmas, llamados hebras. Los estigmas tienen forma de trompeta alargada de color rojo intenso.

El cultivo del azafrán precisa de un clima extremo: temperaturas altas y secas en verano, y frías en invierno. La tierra debe ser seca, calcárea, aireada, plana y sin arbolado. Cualidades que reúnen la meseta iraní y también la Castellano-Manchega.

Los árabes utilizaban el azafrán en medicina por sus propiedades anestésicas y antiespasmódicas. Fueron ellos quienes introdujeron el cultivo del azafrán en España en el siglo X.

En la actualidad el azafrán forma parte de la cultura culinaria de distintas regiones del mundo:
En la India el azafrán es ingrediente imprescindible en numerosas recetas de arroces, dulces y helados. Se utiliza en la medicina Ayurvédica y en cultos religiosos. En Arabia Saudita, un autentico café árabe debe tener cardamomo y azafrán. En Italia, el azafrán es imprescindible en la preparación del famoso Rissotto. En Suecia, es tradición elaborar un pan con azafrán el día de Santa Lucía. Por último en España, el azafrán es ingrediente imprescindible en la paella, la fabada o el pote gallego.

La cosecha tiene lugar entre finales de Octubre y principios de Noviembre. La flor se abre al amanecer y antes de que se marchite y sus estigmas pierdan el color y el aroma, se han de recolectar. Una vez recolectadas, se procede a separar los estigmas de las flores, labor que recibe el nombre en España de "el desbrín de la rosa". Se necesitan 85.000 flores para obtener un kilo de azafrán lo que hace de esta especia la más cara del mundo.
El primer productor de azafrán es Irán con el 94% de la producción mundial según fuentes iraníes y lo exporta a 46 países. Otros países productores son España, India, Grecia, Azerbaijan, Marruecos e Italia. El azafrán español es famoso mundialmente por su excelencia pero como la producción española es reducida y muy inferior a la demanda, muchas veces, sin saberlo, con la etiqueta de made in Spain compramos azafrán iraní.

El año pasado Irán exportó 133 toneladas de azafrán que reportaron 409 millones de dólares, con un aumento del 48% respecto del año anterior según las declaraciones del oficial del Ministerio de Industria, Minas y Comercio de la provincia del Jorasán Razavi, el señor Ali Safarzadeh.

El azafrán es la especia más cara, por la cantidad de flores que se necesitan para obtener una pequeña cantidad y porque su recolección es manual. Tiene un hermoso color rojo oscuro y un olor y un sabor característicos. En Irán se produce en las provincias de Jorasán, Kerman, Fars y Golestan, al este y sur del país.

El gobierno iraní se ha dado cuenta de la importancia que están adquiriendo estas exportaciones y ayuda a campesinos y comerciantes para que mejoren la calidad y la presentación. Y la Iranian Trade Promotion Organization (TPO) está registrando la denominación de origen Irán para su azafrán en la World Intellectual Property Organization (WIPO).

El azafrán tiene una larga tradición como producto medicinal. Se dice que es anticancerígeno, antimutagénico y antioxidante.

15.10.12

Uzbekistán para futuros viajeros



Acabo de volver de Uzbekistán y antes de que el quehacer diario aleje de la memoria los acontecimientos más destacados del viaje, voy a hacer unos comentarios que pueden ser útiles para futuros viajeros.
 
No acostumbro a viajar en grupo y menos con todo organizado hasta el último detalle, pero esta vez como el tiempo de que disponíamos mis amigas y yo era corto, decidimos confiar en De Viaje.
 
 
Después de haber vivido en Afganistán e Irán y de haber leído mucha literatura de viajes, escrita por viajeros de todos los tiempos sobre aquella parte del mundo, la zona de transoxiana o sea la tierra que se extiende más allá del río Oxus, el actual Amu Daria, Uzbekistán era mi asignatura pendiente. Si un ramal de la Ruta de la Seda que yo conocía bien pasaba por Bamyan, el monasterio budista donde el gran buda excavado en la montaña, hoy desaparecido por la barbarie talibán, daba la bienvenida a los antiguos viajeros desde la lejanía, con sus destellos de oro. El ramal que iba por el norte, al otro lado del Oxus, me era todavía desconocido. Samarkanda, Bujara, Jiva, todo nombres míticos que recuerdan a Alejandro Magno y, sobre todo, a Tamerlán.
 
Nuestro grupo estaba formado por mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 70 años, unas todavía activas laboralmente, otras ya jubiladas.
 
Escogimos el recorrido habitual que ofrecen las agencias de viajes pero añadimos un día porque nos interesaba visitar el valle de Fergana.
El recorrido por el país uzbeko empezó en Taskent, la capital, donde llegamos de noche con Turkish Airlines, una compañía estupenda, haciendo escala en Estambul.
El proceso de sellar los pasaportes a la llegada en el aeropuerto de Taskent, es demencial. Se forma un tapón de personas que se apretujan sin ningún orden ante unas lejanas garitas de policías. Total, casi 3 horas de pie para salir del aeropuerto. Un guía, Rasul, que habla en castellano, nos esperaba con la furgoneta a la salida. El “Tashkent Palace Hotel” impecable y con Wifi en el lobby.
La visita a Taskent la dejamos para el último día y partimos a la mañana siguiente hacia Samarcanda en un flamante Talgo de fabricación española, rápido y cómodo. El Samarkanda Plaza, es un buen hotel, donde en esta época del año, cuando el clima es benigno, no paran de llegar autobuses llenos de turistas europeos, se ve que Uzbekistán está de moda. El bufet del desayuno es variado y abundante y tiene Wifi. Samarcanda es menos de lo que una esperaba. El problema es debido a su nombre mítico y a las fantasías que se han creado a partir de él. Pero fue bueno empezar el recorrido por esa ciudad porque la belleza va en aumento en Bujara y Jiva.
 
Llegamos a Bujara en furgoneta y fueron unas horas de viaje agradables. Pudimos parar a comer en un restaurante de carretera y visitar mercados de pueblo con sus tenderetes de fruta y de panes circulares como tortas. El hotel Asia Bujara es enorme, con pasillos largos porque está construido en horizontal. Su decoración es kitch, con cortinas de tul azul celeste, y está muy bien situado pues se puede ir andando a todas partes. Pasear por Bujara es una delicia, entre paredes de adobe y cúpulas. Wifi libre en el hotel sin necesidad de pedir contraseña. Buen desayuno con yogur, requesón, mermeladas, huevos fritos, fruta etc.
 
El viaje en furgoneta de Bujara a Jiva es un martirio. Hay que saberlo. Son nueve horas de traqueteo para hacer 450 km a través de un desierto interminable y poco interesante y una carretera impracticable. Si se sabe y hay que hacerlo, no pasa nada, puesto que una vez en Jiva todo se olvida. El Orient Star Khiva es un antigua madrasa reconvertida en hotel, situada dentro de la fortaleza. El patio interior es espacioso y una maravilla. Unos sillones frente a las habitaciones te hacen disfrutar de la tranquilidad y el silencio de un mundo oriental antiguo. Las habitaciones, sin embargo, son un poco claustrofóbicas porque no tienen más ventilación que una ventana alta sobre la puerta.  Una cosa compensa la otra. Hay Wifi y la situación es excelente, en medio de la fortaleza repleta de monumentos.
 
Vuelo de Jiva a Tashkent y luego a Fergana también en avión. El Club 777 en la ciudad de Fergana es un hotel con jardín agradable, gran piscina y edificios bajos su alrededor, que más parece estar en Suiza que en Asia central. El bufet de desayuno es correcto. Las cenas en el jardin del hotel con un chupito de vodka para terminar, son deliciosas.
 
Uzbekistán es un país resultón, y no lo digo en tono peyorativo, sino que expreso mi sorpresa al darme cuenta de que algo tan restaurado dé finalmente el pego. La antigua ruta de la seda cayó en decadencia hace siglos quedando sus restos abandonados. Pero los soviéticos se encargaron de restaurarlos y aunque lo hicieron con exageración, el resultado final es muy atractivo. Además la estabilidad del país ofrece seguridad a los viajeros. Se nota la influencia soviética pues no en vano han gobernado durante setenta años. Hace poco que es una república laica e independiente.
 
Los uzbekos amables y acogedores. Son musulmanes pero sin exageración. Nuestro guía, que fue educado hasta los diecinueve años en escuelas soviéticas, nos dice que él es un musulmán light, no come cerdo pero bebe vodka. También nos dice que si no hubiera sido por los soviéticos, ahora Uzbekistán sería como Afganistán, país con el que comparte frontera a lo largo de un tramo del Amu Daria, con talibanes y mujeres con burka. Además, un dictador que se mantiene en el poder desde hace años, gobierna con mano dura y frena los extremismos religiosos.
 
Me sorprendieron las sonrisas de oro de adultos y jóvenes, o sea dentaduras todas de oro, y las cejas corridas de algunas uzbekas, maquilladas a lo Frida Kalho o al estilo Qajar iraní. Y ya que me refiero a los persas, observé la gran influencia que todavía se observa en Uzbekistán de la cultura persa y del idioma persa. Los tajikos que viven en la república uzbeka hablan persa y algunas palabras uzbekas tienen resonancias del farsi. Y además también celebran el año nuevo por Nowruz, el 21 de marzo, cuando llega la primavera.
 

3.10.12

Una gran alfombra





En la feria de Teherán se ha presentado una alfombra de 2400 metros cuadrados. Cuatrocientos trabajadores han tardado dieciséis meses en confeccionarla, nudo a nudo. Tiene 40 nudos/cm2. 



La han encargado desde Omán para cubrir el suelo de una mezquita de la ciudad de Muscat. El precio: 3,2 millones de dólares.


Es la tercera alfombra más grande del mundo, según Payvand Iran News.

17.9.12

Durga Puja en Kolkata


 
Los amigos bengalíes están preparándose para celebrar la Durga Puja. Desde que terminaron las fiestas el año pasado, en el barrio de artesanos de Kumartuli, en Calcuta, empezaron a preparar  las esculturas que se montarían durante las festividades del año siguiente. Estas esculturas tienen para mí una gran semejanza con las fallas de Valencia aunque en el caso que nos ocupa se trate de representaciones mitológicas donde aparecen dioses, diosas, animales y demonios, todos ellos personajes muy populares de la mitología hindú, en vez de políticos o celebridades mundanas. Al final de las fiestas las fallas se queman, en cambio los protimas de Calcuta van a parar al río donde quedan sumergidos.
 
La festividad conocida como Durga puja en la tradición hindú se celebra en otoño y las fechas son variables según el año. En 2012 las celebraciones van del 20 al 24 de octubre aunque desde el 15 hay ceremonias relacionadas con esta festividad. Es un festival en honor a la diosa Durga, un avatar de la divinidad femenina que se presenta cabalgando un león, el rey de los animales. Madre del Universo, Durga representa el poder infinito y es un símbolo del dinamismo femenino.

La Durga Puja se celebra con alegría en toda la India aunque es especialmente importante en Bengala y sobre todo en Calcuta, hoy llamada Kolkata. Dulces, cantos, bailes, regalos, visitas a parientes y amigos, recorrido por las calles para admirar los tandals o grandes grupos escultóricos realizados con paja y barro y pintados y decorados con vivos colores.

 
Las asociaciones de barrio, los grupos de comerciantes, los mercados, las corporaciones y empresas grandes y pequeñas, encargan a talleres de artesanos de Kumartuli su protima que se montará en su barrio o frente a sus oficinas antes de que empiecen las fiestas. Los ciudadanos recorrerán las calles en familia o entre amigos para admirar y valorar el resultado de meses de trabajo cuyo resultado es espectacular. Finalmente, el día 24, en procesión y a hombros, llevarán las instalaciones hasta el río sagrado donde serán sumergidas.

En Londres se celebra la Durga Puja desde 1963 con esculturas encargadas en Kumartuli a artesanos de renombre. Cada año llegan desde Calcuta y se monta el conjunto en la capital británica. Lo pagan ricos hombres de negocios indios residentes en Inglaterra. Todas las comunidades de bengalíes diseminadas por el mundo celebrarán su Durga Puja.
 

Algunos pandals famosos

Kumartuli Park lleva pocos años instalándose pero se ha hecho muy popular porque está en el barrio de los artesanos que producen todos los demás.

Bagbazaar es uno de los más antiguos de Calcuta, lleva unos cien años de instalaciones. Está en el N. de la ciudad cerca del río. Metro Shayambazar. Está cerca del anterior en Kumartuli.

College Square tiene una situación excepcional al lado del lago y se refleja en las aguas. Cuando está iluminado de noche es espectacular. Situado en Central Kolkata. 53 College Street. Cerca de la Universidad de Kolkata. Metro Mahatma Gandhi Road o Central.

Mohammad Ali Park. Es otro de los pandals que atrae mucho público. Está cerca del anterior en College Square.

Santosh Mitra Square se hizo famoso en 1997 por su temática novedosa. El trabajo artístico es excepcional. En Calcuta centro, zona Bow Bazaar. Metro Central.

Badamtala Ashar Sangha tiene más de 75 años y es muy querido por el público porque empezó siendo muy humilde y ha crecido hasta conseguir el premio a la creatividad en 2010. Está en el sur de Calcuta. Metro Kalighat o Rash Bihari Ave.

Durga Puja es el símbolo del espíritu y la cultura de los bengalíes que residen en diferentes partes del mundo. Durga es la Madre, una madre que visita anualmente a sus devotos llenando de alegría las casas y aportando buenas relaciones entre familiares, amigos y vecinos. Es tiempo de renovación. Todo el mundo siente un amoroso compañerismo, padres, hijos, parientes, conocidos, amigos, extranjeros, jóvenes, niños y mayores. La luz se abre paso entre las tinieblas, la esperanza sustituye a la desesperación, la bondad durante esos días supera envidias y recelos.
 
Pasados unos días de la Durga Puja, Calcuta celebrará la Kali Puja, en honor a su patrona la diosa Kali, otro avatar de la divinidad femenina, la gran destructora y a la vez la gran regeneradora. La terrible diosa negra que saca una lengua ensangrentada y se adorna con un collar de cabezas cortadas, tan querida por las gentes de Calcuta.

12.9.12

Movimiento de países no alineados, cumbre en Teherán

 
  Países miembros
  Países invitados


Aunque voy con un poco de retraso ya que la 16 Coonferencia de Países no Alineados, de la que quiero hablar, se clausuró el 31 de agosto de 2012, hace ya casi quince días, me decido porque hay algo que me ha sorprendido.

Siendo un movimiento que engloba a 120 países y tiene 17 observadores permanentes, su cumbre que ha tenido lugar en Teherán, Irán, del 26 al 31 de agosto, no ha generado en los periódicos occidentales más que noticias de tercera fila, pequeñas columnas en el trastero de los medios de comunicación. No digamos en los periódicos de España, La vanguardia, El País y los que siguen, nada de nada, sólo Intereconomía, si no me equivoco, habló de ello. No se informa porque hay un veto tácito a dar foco a un evento importante que tiene lugar en un país tan controvertido como es Irán. Irán, sin embargo, lo lanza con bombo y platillo pensando que la reunión puede darle prestigio, mostrar que es capaz de hacer de anfitrión de un gran acontecimiento internacional, en fin, que es un país serio y, con ello, paliar las sanciones económicas a las que está sometido o buscar soluciones en otros mercados, los del SUR.

Y ahora fíjense en el mapa, de qué países se trata: de los del SUR, África, Asia y América latina. ¿Creen ustedes que esos países no merecen una buena atención? ¿No deberíamos estar atentos a lo que se cocina en sus reuniones e informar debidamente?
 
 

India, China y Brasil, acuden a la Conferencia como miembros o como observadores. El secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki Moon asistió y fue criticado por ello aunque su discurso trató de los Derechos Humanos. Presidentes, vicepresidentes y jefes de estado se reunieron en Teherán para tratar de sus problemas. Estuvo el representante oficial sirio y también el presidente de Egipto, muy crítico con El Asad en su discurso, a pesar de que Irán, sede de la reunión, esté al lado de gobierno actual sirio. El Guía de la Revolución iraní, Jameneí, aseguró que Irán no busca la bomba atómica sino que exige el derecho de obtener energía nuclear para fines pacíficos.
Según leo en Wikipedia de donde saco el mapa, el Movimiento de los países no alineados, en inglés Non-Aligned Movement (NAM), es un grupo de estados que no están alineados ni a favor ni en contra de ninguno de los bloques de poder más importantes del planeta. En 2012 este movimiento tiene 120 países miembros y 17 observadores.
La organización se fundó en Belgrado en 1961 y reúne a casi las dos terceras partes de los estados miembros de Naciones Unidas, en especial de Asia, África y América Latina. Sus promotores fueron, el indonesio Sukarno, el egipcio Gamal Abdel Nasser, el yugoeslavo Tito, Nkrumah de Ghana y el entonces primer ministro de la India Nehru. Todos ellos defensores de la neutralidad ante los dos bloques de poder durante la Guerra Fría, según la doctrina que expuso en 1953 ante las Naciones Unidas el estadista indio V.K.Krishna Menon. Cada tres años cambia el país que dirige la organización y es éste el que organiza la cumbre. Este año Irán tomó el relevo a Egipto y, cuando su período termine, lo tomará Venezuela. Los presidentes del NAM han sido personas tan diferentes como Ahmadinejad, el actual, o Mandela, en otro momento.
 
Un punto de vista del SUR del analista argentino Adrian Salbuchi.