BLOG DE ANA M. BRIONGOS


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23.5.13

Elecciones en Irán 2013



 
El Líder Supremo, Ayatollah Alí Jameneí



Después de muchas elucubraciones sobre quiénes se iban a presentar como candidatos a las elecciones presidenciales del 14 de junio en Irán y, luego, una vez presentados, cuáles de ellos serían aceptados por el Consejo de Guardianes, el martes pasado la televisión estatal reveló la lista final de candidatos. Entre ellos no están ni Rafsanyaní, el favorito de los reformistas, ni Mashaeí, el favorito del actual presidente, Ahmadineyad y de sus seguidores.
Ya se venía anunciando este veto en los periódicos, en las redes sociales y en la calle.
El periódico conservador Keyhan cuyo director es nombrado a dedo por el Líder Supremo, pedía en una editorial a los miembros del Consejo de Guardianes que descalificaran a Rafsanyaní, no solo por su edad, sino también porque era el favorito de todos aquellos que son contrarios al régimen y enemigos del país.

El Líder Supremo, Ayatollah Ali Jameneí, visto lo ocurrido después de las elecciones del 2009 con las grandes manifestaciones reclamando “¿Dónde está mi voto?”, quiere asegurarse la tranquilidad y dar sólo la oportunidad de competir a los más afines al régimen. Todos del mismo color o casi. Ningún candidato al que puedan asirse con ilusión los discrepantes, aunque saben que incluso esa discrepancia entre los políticos iraníes actuales es mínima. Pero es algo.
De los 680 ciudadanos que se registraron para competir, pues se puede registrar cualquier iraní que así lo desee, sólo 8 han sido aceptados, entre ellos el alcalde de Teherán, Mohammad-Bagher Ghalibaf, un antiguo ministro de asuntos exteriores, Ali Akbar Velayatí, un reformista con pocas posibilidades, Hassan Rouhaní y el más fuerte entre todos y favorito del Líder Supremo, Said Jalilí, jefe de las negociaciones nucleares.


File:Mohammad-Bagher Ghalibaf cropped.jpg                  File:Hassan Rouhani 2.jpg        
      Ghalibaf                               Jalilí                                 Rouhaní                           Velayatí
Hace un mes estaba en Irán donde me hablaban de las futuras elecciones presidenciales con la esperanza puesta en Jatamí, el que fuera presidente antes de Ahmadineyad, conocido reformista aunque clérigo y seyyed (luce turbante negro signo de su condición de descendiente del Profeta). Jatamí ponía como condición para presentarse a las elecciones la suspensión del arresto domiciliario en que se encuentran los que fueron candidatos en las elecciones del 2009 (ver entrada anterior en este mismo blog). Esa suspensión no se produjo, signo de que el Líder Supremo no pensaba dejar ni el más mínimo resquicio a los reformistas y que no iba a permitir que la situación se le fuera de las manos como ocurrió con las elecciones del 2009 y el posterior Movimiento Verde. De hecho se empezó a encarcelar a periodistas, a hijos de políticos y a otras voces disidentes.
Jatamí no se registró dejando la vía libre a Rafsanyaní, otro clérigo (éste de turbante blanco y por lo tanto no seyyed), un astuto, rico y con fama de corrupto político que desde la Revolución  ha estado siempre en primera fila de cuanto se ha cocido políticamente en Irán.
Con el veto a Rafsanyaní se van al traste las esperanzas para una política exterior más abierta. Jameneí, el Líder Supremo, el único que realmente manda y lo hace en nombre de Dios según dice la Constitución, y sus afines, se enrocan en el aislamiento y se empecinan en mantener a su pueblo pasando penurias con su actitud extremadamente intransigente. Son adalides de la resistencia ante los intereses occidentales, pese al duro embargo a que son sometidos, como Fidel o Chavez. Como consecuencia entre los jóvenes de los países musulmanes y no son jóvenes fundamentalistas, hay una admiración ante esa resistencia iraní y quienes la alimentan. Los que lo viven en sus propias carnes lo ven de otra manera.
Shirín Ebadí, abogada y Premio Nobel de la Paz, decidió hace tiempo que no votaría mientras las cosas siguieran así y se lo oí decir en persona cuando dio una conferencia en Casa Asia en Barcelona. No votaba por principio, decía, porque las elecciones no son libres aunque sean por sufragio universal y tengan derecho de voto hombres y mujeres iraníes mayores de dieciocho años, pues los candidatos que finalmente compiten han pasado por el cedazo del Líder y su Consejo de Guardianes. Aunque también dijo que comprendía a los que todavía mantenían la ilusión de que algo podía cambiar si ganaba un reformista y votaban.
Votar o no votar, esta era la cuestión hasta hace dos días. Ahora muchos más se han apuntado al bando de la abstención. Pero fijaros bien en lo atada y bien atada que tiene Jameneí la cosa, que estas elecciones presidenciales coinciden con las elecciones municipales y, sobre todo en las ciudades pequeñas y en las zonas rurales, los ciudadanos quieren participar en la elección de quien va a ser su alcalde. Por lo tanto Jameneí tiene además probablemente la participación asegurada.

7.1.09

Cierran el despacho de Shirin Ebadi

La abogada iraní Shirin Ebadi, conocida por su defensa de los derechos humanos en Irán y premio Nobel de la paz 2003, denunció hace unos meses haber recibido amenazas de muerte contra ella y su familia. Según Courrier International el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, reaccionó en aquella ocasión pidiendo al jefe de policía la protección de la magistrada y de sus familiares.

Los problemas no terminaron aquí. El domingo 21 de diciembre pasado la policía clausuró las oficinas de su ONG para la defensa de los derechos humanos. Unos días después, el lunes 29 de diciembre, registraron y clausuraron el despacho de la señora Ebadi, que pudo llevarse dos ordenadores y los dossiers de una parte de sus clientes. Shirin Ebadi ha actuado en numerosos casos judiciales relacionados con los derechos humanos, como el de Dariush y Parvaneh Forouhar, intelectuales asesinados en 1998 cuando se produjo una serie de asesinatos de disidentes, el de Zahra Kazemi, periodista irano-canadiense muerta en Teherán en 2003. También defendió al disidente Akbar Ganji o a intelectuales acusados de espionaje como Haleh Esfandiari.
Para justificar el cierre, las autoridades alegan que el centro no posee los permisos necesarios para llevar a cabo sus actividades pero, según el periódico de los iraníes en el exterior, Rooz, la señora Ebadi había presentado todos los documentos necesarios cuando hace seis años abrió este local. Una reunión prevista allí el día del cierre con ocasión del 60 aniversario de la Declaración universal de los derechos humanos sería la causa de la clausura.
"Evidentemente lo ocurrido no es una noticia positiva para otros activistas por los derechos humanos en Irán, pero mis colegas y yo seguiremos con nuestro deber bajo cualquier circunstancia" declaró Shirin Ebadi a France-Presse.

Se dice que el Gobierno iraní quiere forzar a Ebadi a marcharse del país y se convierta así en una figura que, como muchas otras, da conferencias aunque sean de denuncia pero lejos del territorio, como le ocurrió a su colega, la activista Mehrangiz Kar que vive en la actualidad en Estados Unidos.


La fachada de la casa de Shirin Ebadi con pintadas donde se la acusa de americana, hechas por grupos de manifestantes afectos al régimen que proferían amenazas.



21.1.08

Shirin Ebadi, conferencia en Barcelona.



Shirin Ebadi, abogada iraní y Premio Nobel de la Paz, dio una conferencia el 17 de enero de 2008 en Casa Asia Barcelona. Habló de la situación legal de las mujeres en Irán y de su lucha junto con otras muchas mujeres y hombres iraníes por conseguir la igualdad legal entre los dos sexos ( el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre, la mayoría de edad cuando todavía son niñas, la tutela de los hijos en caso de divorcio, etc.). Habló también de los derechos humanos en Irán, de la pena de muerte, de los presos políticos. También comentó la campaña "Un millón de firmas contra las leyes discriminatorias" y su defensa de las mujeres encarceladas. Como pueden ver en la foto, Shirin se presenta en el extranjero sin pañuelo, cosa que pocas mujeres iraníes que viven en Irán se atreven a hacer cuando asisten a actos públicos, por miedo a represalias a su regreso. Shirin Ebadi por su prestigio internacional se lo puede permitir y fuerza la situación. Su modo de hablar es suave y pausado, claro, conciso y sin adornos, pero contundente, sobre todo cuando habla de la ingerencia extranjera que ningún iraní aceptará y de la época del Shah que no fue una buena época, dice, de lo contrario los iraníes no hubieran hecho una revolución, todos a una, como la que hicieron.
Recomiendo su libro "El despertar de Irán, memorias de revolución y esperanza" publicado por Aguilar, para entender la trayectoria profesional y humana de esta mujer. En él habla de sus estudios de derecho en la universidad de teherán, de su matrimonio, de sus ilusiones cuando empezó la Revolución, de la desilusión y la tristeza cuando fue separada de su función como juez por ser mujer, de la guerra Irán Irak, y de su lucha en favor de los derechos de las mujeres y de los niños.