BLOG DE ANA M. BRIONGOS


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21.9.14

De Estambul a Yokohama. La cámara llega a Asia 1839-1900


                                     

Exposición de los primeros tiempos de la fotografía en Asia, en el Museum für Ostasiatische Kunst o Museo de arte del Este de Asia, de Colonia, Alemania. Del 17 de mayo al 7 de septiembre.

Como dice el excelente catálogo, cuando el museo abrió sus puertas en 1913, su fondo incluía una colección de fotografías antiguas que los fundadores Adolf y Frieda Fischer habían adquirido durante sus viajes al lejano oriente además de las que el mismo señor Fischer había hecho y que donaron a la ciudad de Colonia, junto con numerosos objetos de arte.
La colección no fue catalogada hasta mucho después, en los años 90, pues antes no se había dado importancia a las fotografías históricas.

"Sin duda la cámara de fotos fue, para el siglo XIX, lo que Internet es hoy" dice en la introducción Adele Scholombs.

Desde que Daguerre presentó su descubrimiento en 1839, los daguerrotipos primero y luego los calotipos fueron apareciendo en diferentes países de Asia, pasando primero por Egipto, Turquía, la India hasta llegar a Japón, tomados por científicos, fotógrafos europeos que se instalaban en las capitales coloniales, viajeros a Oriente o autóctonos instruídos por los europeos.

Esta exposición se ha organizado para celebrar el centenario del museo. La comisaria, Carmen Pérez González, cuyo doctorado se centraba en la fotografía persa del siglo XIX, ha hecho un estudio exhaustivo de más de trecientas fotografías escogidas de la colección para este evento.

La pintura de la portada del catálogo es obra del artista iraní Alireza Darvish.

                                       

India. Anónimo, grupo de mujeres parsis, 1880-1890s. Los parsis, descendientes de antiguos habitantes de Persia, son seguidores de Zoroastro.

                                   

India. Anónimo, Parsi, Bombay, 1880-1890s. Lleva un gorro chino y una camisa larga al estilo musulmán.

                                    

India. Anónimo. Retrato de una joven, 1880s.

                                  

Birmania. Johannes&co. Joven en Mandalay, 1900.

                                     

Ceylán. Scowen&Co. (Atrib). Cingalés, 1880s.

                                

Ceylán. Scowen&Co. (Atrib). Jefe Kandyan, 1880s.

                                  

India. Anónimo, Calcuta, 1880s.




26.8.14

El baúl misterioso



 En los años setenta estudiaba en la Escuela Massana de bellas artes de Barcelona un artista nigeriano que se llamaba Manuel Oyenuga. Vivía en una pensión del barrio antiguo con su mujer Elizabet. Mi madre lo conoció en esa escuela, lo invitó a casa y nos hicimos amigos. Él se ganaba la vida restaurando edificios y rejas de Gaudí a las órdenes del arquitecto Basegoda-Nonell. Y ella trabajaba de peluquera en Llongueras.

                                      

Creían en el mal de ojo, en pócimas curadoras, en misterios extraños. En varias ocasiones comentaron que las cajas cerradas ajenas, no se pueden abrir pues encierran el espíritu del propietario. Su apertura desencadena desgracias sin fin para el violador y su familia.

                          

Vivían humildemente aunque Manuel procedía, según siempre contaba, de una familia aristócrata del grupo de los Yoruba. Se relacionaban con la comunidad nigeriana de Barcelona y cuando murió, durante un combate, un conocido boxeador de su país en nuestra ciudad, le organizaron un entierro  importante.


Cuando se fueron, al cabo de unos años, con la intención de instalarse en Londres, nos dejaron un baúl con sus pertenencias, que guardamos en un cuarto trastero del sótano, donde dejábamos las cosas que nunca utilizäbamos. A veces, al recordar que allí  seguía el famoso baúl, bromeábamos sobre los espíritus encerrados de Manuel y Elizabeth.


Al principio llamaron por teléfono un par de veces y luego fue el silencio. No supimos nunca más nada de ellos.
Han pasado más de cuarenta años y el baúl seguía intocado en la habitación del sótano de casa de mi madre. Ella era la guardiana del legado encomendado. Hasta que con 96 años y debiendo abandonar su piso de toda la vida para trasladarse cerca de nosotros debido a la edad, decidió abrir el baúl.


Fue casi una ceremonia, hecha con amor y recogimiento. Si salieron los espíritus, eran espíritus buenos.



En el interior encontramos recuerdos de toda una historia, la historia de unas familias de Nigeria y la historia de unos emigrantes, de una dolorosa separación, como acostumbran a ser esas partidas en busca de una vida mejor.



Había pinturas, dibujos y bocetos de Manuel, que era un artista. Había lápices y tubos de óleos y botellas de tintas chinas. Había rulos para el pelo de Elizabet la peluquera, había un gran machete antiguo con su funda de piel, reseca y cuarteada. Había cartas de sus parientes llegadas desde Lagos. Y, sobre todo, había un montón de álbumes de fotos. Interesantísimas fotos que reflejan la vida de una sociedad bien situada de Nigeria, vestidos y peinados a la moda de los años sesenta y setenta, o a la usanza tradicional.


Mi madre quiere devolverles las fotos, dice que es la crónica de su vida y que debe volver a ellos y ha mandado cartas a todos los remitentes de las cartas que encontramos. Nadie ha respondido. Hemos buscado por Internet sin éxito. Si alguien sabe cómo encontrar a esa familia, que nos lo haga saber. Guardaremos los centenares de fotos y seguiremos buscando.

25.7.14

What is real and what is ceramic. El extraordinario jardín de MarciaDonahue en Berkeley, California.


Marcia Donahue es una escultora, ceramista, que vive en Berkeley, California y tiene una casa y un jardín muy especiales que se pueden visitar todos los domingos de 13 a 17h. 

                                        

Allí me llevó un amigo, el fotógrafo Max "Spyrous" y me descubrió un mundo que nunca habría imaginado.

                                      

Cuando llegamos ya estaban conversando en el jardín algunas personas, una de ellas era Marcia, alta y delgada como un junco, con el pelo corto y blanco y una larga camiseta a rayas multicolores.

               

Unas gallinas circulaban por los caminos del jardín, alguna con elegante penacho despeinado en vez de cresta. Marcia las llama "las Chanel".

                       

El jardín no es muy grande pero sí abigarrado. Las plantas reales se confunden con las de cerámica que parecen hojas, setas, bulbos, flores exóticas, bambúes e incluso árboles. 

                                    

Ristras de bolas de terracota de distintos colores y texturas cuelgan por doquier como grandes collares, collares para gigantes y que a falta de ellos caen de las ramas de los árboles.

                                   

Llega una joven que dice ser vecina del cruce Shattuk con Ashby y cantante y se ofrece para cantar el próximo domingo en el jardín. Nos encantará escucharte, le dice Marcia.

                                     

El estanque refleja árboles reales y otros artificiales, obras de Marcia, y unos enormes peces amarillos enseñan sus lomos entre los nenúfares.

                                    

Marcia tuvo de compañero durante muchos años a un conocido escultor llamado Bulwinkle, una de cuyas obras de hierro decoran a modo de celosía el techo de la escalera que da acceso a la casa y que se aprecia en la foto superior.

                                   

Los personajes que van apareciendo por este jardín de las maravillas también son insólitos. En la foto de arriba, tomada por Spyrous y gentilmente cedida para este blog, se me ve con una  dama que apareció acompañada de su anciano padre y que venía tocada con tres hermosísos hybiscus amarillos a modo de corona.

Marcia nos acogió con cariño, nos abrió su casa llena de antigüedades y de telas de todos los rincones del mundo, y nos ofreció un vaso a cada uno de vino blanco fresco.

                   

11.6.14

India, mercado emergido

   

Encuentro “India: potencia emergente-mercado emergido” - IMG 2


En uno de mis últimos viajes a India pasé una temporada visitando Gujarat acompañada de mi amiga ceramista Falguni, nacida en la ciudad gujarati de Baroda, actualmente llamada Vadodara. En este blog hay varias entradas referentes al viaje: Palitana, Footing en Baroda, Las motoristas de Ahmedabad. Gujarat, situado al noroeste de la India, fronterizo  con Pakistán, era el feudo del popular Modi, político del partido nacionalista hindú BJP, hasta que las últimas elecciones en India lo han elevado a Primer Ministro. La llegada de Modi al poder se ve como un revulsivo frente la inoperancia del último gobierno del Partido del Congreso. Modi es un buen gestor y lo ha demostrado en su Estado, Gujarat. Yo misma me quedé sorprendida ante las autopistas y excelentes carreteras y las grandes fábricas que encontrábamos durante el viaje. La India emergente estaba allí a la vista. La mala fama de Modi por su más que tibia actitud ante los acontecimientos anti musulmanes de 2002 que provocaron más de mil muertos en Gujarat, no ha representado un importante inconveniente para su fulgurante ascenso.
 
Resumen de la interesante conferencia del embajador de España en la India, Gustavo Manuel de Arístegui.
 
No hay expertos en India porque India es inabarcable, pero si hay alguno ese es Oscar Pujol, ex director del Instituto Cervantes de Nueva Delhi y hoy en el de Sao Paulo, que dejó un hueco  difícil de llenar .
India no es un BRIC (Brasil, Rusia, India, China) más, por su larguísima historia ininterrumpida, que los demás BRIC no tienen. 
India, paraíso de las ideas que conducen al progreso.
India como constelación de grupos, étnicos, lenguas, religiones...
Cada año aumenta la población en 20 millones y 13 millones se incorporan al trabajo.
Arístegui hace hincapié en el título de la conferencia, India no es un mercado emergente sino que es un mercado emergido.
Clase media: 450 millones y se van incorporando anualmente incluso procedentes de las clases bajas y eso ocurre gracias a la educación. En India hay una verdadera veneración por la educación (Aspiration of India)
Las grandes empresas indias, entre las más importantes a nivel mundial. Se podría hablar de colonización inversa India-Gran Bretaña.
En India es fundamental el capital humano. Hay 3,15 millones de indios en EEUU. Algunos ocupando posiciones importantes. Hay que tener en cuenta que el 8-9% de los médicos que ejercen en EEUU son indios. Si la educación que se obtiene en India es deficiente, los estudiantes que acaban de formarse en el extranjero alcanzan los niveles más altos en poco tiempo.
Cuellos de botella:
-La mala calidad del agua. La incipiente gestión de residuos (los españoles tienen aquí una buena oportunidad). Modi se reservó el Ministerio de Medio Ambiente en Gujarat y estaba muy interesado en estos temas. Hizo cubrir las acequias con paneles solares con lo cual obtenía energía limpia y evitaba la evaporación.
-Sanidad pública.
-Infraestructuras. Malas carreteras, red ferroviaria necesitada de renovación y extensión. Ya está contemplado en el Plan Quinquenal. Ahora las mercancías tardan muchos días en atravesar el país.
-Energía. Cortes de luz. Las empresas españolas especializadas en energías renovables tienen un buen futuro en India, de hecho hay algunas que ya se están posicionando allí como Acciona, Gamesa y otras.
-Desarrollo y planificación urbana. Las megalópolis indias, Nueva Delhi con 30 millones de habitantes, 2/3 de la población de España, Bombay, Calcuta. Hay 50 ciudades con más de 2,5 millones de habitantes. Todas deben tener metro (otra posibilidad para las empresas españolas).
Comenta el embajador el respeto a la propiedad intelectual en India. La razón es que ellos mismos son poseedores de propiedad intelectual con su software y su cine y entienden lo que significa su protección.
Finalmente habla de turismo: India recibe 7,5 millones de turistas, muy pocos por el potencial infinito que tiene el país. India tiene una manera propia de recibir al turista, una filosofía propia. Las cadenas hoteleras como Oberoi y Taj lo certifican. El turismo inverso es muy importante para nuestras ciudades. Barcelona es la que recibe más turistas indios desde que se estrenó allí la exitosa película de Bollywood “Zindagi na milegi dobara”. Los turistas indios gastan un promedio de 150€/día en compras, gastronomía y cultura.
Entre las preguntas posteriores a la conferencia se habló del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea que está estancado. Elogió a la Fundación Vicente Ferrer, consideró el interesante futuro del intercambio de estudiantes.
 
(Ver los artículos en este mismo blog sobre la India emergente Gurgaon y ¿Esto es Calcuta?)


 

29.5.14

Surmeh, en Irán, el hollín para pintarse los ojos

 
Es viernes por la tarde, día semanal de fiesta en Irán, es como nuestro domingo. Con mi amiga Jamileh y su hija Sepideh, nos vamos a poner a preparar el surmeh para llenar los recipientes que hemos adquirido en el bazar. Los hemos comprado de madera pero también los hay preciosamente decorados por los miniaturistas sobre hueso de camello. Estamos en Isfahán, la hermosa ciudad iraní donde trabajan centenares de artesanos, cinceladores de metal, miniaturistas, anudadores de alfombras, estampadores de telas....
 
 
 
Sentadas sobre las alfombras del salón preparamos lo necesario: una bandeja, un bol de metal, almendras, avellanas, pistachos, una hoja de papel, una Gillette, una aguja y cerillas.
 
 
Jamileh pincha una almendra y la enciende con la cerilla.

 
Acerca la parte inferior del bol a la llama para que quede incrustado el hollín.

 
Sigue haciendo lo mismo con el resto de las almendras, las avellanas y los pistachos.

 
Después con una Gillette, rasca el hollín para que caiga sobre la hoja de papel.

 
 Y luego, con mucho cuidado hay que meter el hollín en el recipiente cuyo agujero es muy pequeño.

 
Ya está. Ahora solo falta pintarse los ojos y las cejas para que queden bien negros.

 
Cosmética ecológica limpia, estéril y barata pues con dos almendras, dos avellanas y dos pistachos llenas el recipiente y tienes para pintarte los ojos durante varios meses.


 
Aquí os presento algunos recipientes de surmeh de mi colección que ya llega a los cuarenta y que he ido trayendo de mis viajes a Irán.


 
Son de hueso de camello.

 
En la tienda de Persian Art Gallery de Masud Beheshtí y Reza Toughi, cerca de la gran plaza de Isfahán, tienen maravillas. Cuando voy a visitarlos lo hago sin prisas. como hay que hacer cuando viajas. Me siento, me ofrecen un té, se sientan conmigo y charlamos. Después admiro los recipientes de surmeh y las cajitas que exponen en las vitrinas. Alguna me llevaré, siempre compro alguna para mi colección.

 
Abren la caja fuerte y me enseñan las miniaturas carísimas que guardan en ella. Aunque mi presupuesto no alcanza para eso, me gusta admirarlas.
Isfahán me tiene fascinada.

1.5.14

Consejo para viajeras a Irán o el moño que aguanta el pañuelo

 
Las iraníes acostumbran a tener un pelo precioso, grueso y abundante. Y una, viéndolas de perfil con el pañuelo, piensa que éste esconde un estupendo moño o gran una cola de caballo. Pero no, se han puesto un CLIP, así se llama el moño artificial de tela de colores cosido a una pinza que se colocan en la parte posterior de la cabeza, y según lo arriba que lo llevan queda la cabeza apepinada en sentido horizontal o vertical. Este clip ayuda a que no se caiga el pañuelo y permite mantenerlo bien atrás para que se vea el flequillo e incluso los pendientes en algunas ocasiones.
 
 
 
Los venden en muchas tiendas y tienen varias medidas, desde los discretos del tamaño de una mandarina, hasta los más espectaculares gandes casi como un melón.


Yo me compré uno de color azul, como se puede ver en la foto de abajo y como llevo el pelo corto me tenía que recoger una colita con una goma para poder agarrar el clip y no resbalara.


Después me colocaba el pañuelo y , a correr mundo, sin preocuparme del deslizamiento del pañuelo y, además, sabiendo que mi perfil estaba a tono con el de las iraníes más actuales. Viajeras a Irán, compraros nada más llegar un CLIP, los veréis en muchas tiendas, los hay de todos los colores. Comprarlo bien coloreado, mejor si es fluorescente, total debajo del pañuelo no se va a ver y, cuando lleguéis al hotel y finalmente os podáis quitar el pañuelo pareceréis la mismísima Lola Flores con el floripondio. ¡Buen viaje! Con amor y buen humor.


10.3.14

Toni Catany, el fotógrafo, el viajero, la persona, el amigo.




En Dhaka, Bangladesh. Fotografía de Ana M. Briongos.


Hace ya unos meses que falleció el fotógrafo mallorquín Toni Catany, querido amigo y excelente compañero en viajes a Irán, India y Bangladesh. Hasta hoy no he podido distanciarme lo suficiente para escribir sobre él pues siempre pensaba que le estaba todavía hablando, aunque fuera por teléfono, para comentarle cosas que estaban sucediendo, con las que ambos cuchicheábamos y nos reíamos. Había complicidad entre nosotros. Catany era persona de complicidades. Tenía buenos amigos, gestionados en relaciones estancas, si acaso sabíamos los unos de los otros y quizá nos conocíamos de habernos visto algunas veces, en la inauguración de sus exposiciones, o cuando le entregaban un premio, pero no nos frecuentábamos. Estaban los amigos mallorquines, los amigos belgas, los amigos venezolanos, los amigos indios e iraníes, los amigos de cal Isidre y algunos más. 




Vivía solo en un principal espectacular de la calle Nou de la Rambla de Barcelona, un reducto testimonio de otros tiemposque había conservado con cuidado tal como lo encontró, con paredes forradas de seda, pinturas en el techo y cenefas doradas, espejos y columnas, suelos hidráulicos con preciosos dibujos y un patio grande en el interior de manzana, con palomar en el fondo de madera y diseño orientalizante, que él había convertido en un jardín cuidadamente descuidado con plantas escogidas con esmero para que, al florecer, lo llenaran de colores.



En Benarés con el fotógrafo Subhrajit Basu. Fotografía de Ana M Briongos.



Catany era persona tranquila y poco ruidosa, vivió discretamente y murió sin molestar igual que había hecho su madre. Nacido hijo único de una familia muy reducida, estaba acostumbrado desde pequeño a una tranquila soledad que le permitía observar con detenimiento las cosas pequeñas o los detalles mínimos de las grandes. Tenía una especial sensibilidad por lo decadente, por lo que queda tras la plenitud y la exuberancia e iba en busca de la esencia misma de las cosas. A mí me gustaban sus “cossiols”, fotografías de plantas míseras del jardín mallorquín que cultivaba su madre en cossis o pequeños cuencos reciclados, rotos y oxidados, como una lata de conserva , un orinal descascarillado, una taza sin asa, una botella descabezada o una piedra con agujero. De ellos salían plantas larguiruchas y raquíticas con pinchos y casi sin hojas que alguna vez incluso sacaban una flor, milagro de la naturaleza en época de sequía y de miseria, que tanto valdría para la rural Mallorca, como para un terrado del ensanche de Barcelona en la posguerra, para Asia, o para África. Sin embargo, en su seriedad y austeridadCatany tenía una faceta hedonista evidente, y una trastienda escondida de pillo transgresor sin maldad pero sí con algún “ja et fotaré”. Sus naturalezas muertas le hicieron famoso pero cuando se trataba de fotografiar personas, le gustaba la juventud, la plenitud, la tersura.



En Puri, Orissa, India. Fotografía de Ana M Briongos.


Era ordenado, meticuloso y tozudo. Disfrutaba con músicas de estilos muy diferentes y se entusiasmaba cuando descubría algún  músico o cantante desconocido de un lugar remoto. Su amiga del alma era la cantante Maria del Mar Bonetmallorquina como él. Me sorprendió descubrirle como excelente bailarín cuando en una boda en Delhi me sacó a bailar al son de una orquesta que tocaba bailables occidentales. Ante mi sorpresa, y no solo la mía sino también la de todos los que lo conocían, nos dijo que había aprendido a bailar de joven en las fiestas de su pueblo. Nunca más lo vi bailar y eso que asistimos a unas cuantas bodas hindúes.


En la boda de Subhrajit Basu y Ananya Dasgupta en Chittagong, Bangladesh. Fotografía de Ana M Briongos.




Nuestra amiga común María Luisa Rubio, casada con el iraní Behrooz, nos presentó y nos ofreció la posibilidad de acompañarla en su viaje de regreso a Irán después de años de ausencia. Aceptamos cada uno por nuestra parte el ofrecimiento y de aquel viaje, que también representaba para mí la vuelta a Irán después de mis tiempos en aquel país en época del Shah, tras la Revolución de Jomeini y la guerra con Irak, salió mi primer libro “Negro sobre negro”, con alguna foto de Toni Catany, una de ellas en la portada. A partir de aquel viaje hicimos más. 



En el siguiente fuimos a India con Luisa y Behrooz, mi marido Toni Alsina y los amigos indios Ravi y Vinu. Éstos se encargaron de preparar el viaje que se desarrolló en su primera etapa por Rajastán a bordo del exclusivo tren "Palace on Weels" y luego por el sur de la India navegando por los backwaters de Kerala, peregrinando al templo de Tirupati, o descansando en playas cercanas a Trivandrum. 

Después volvimos a la India como invitados a la boda del hijo de nuestros amigos y estuvimos muchos días a fiesta diaria. Esa fue la boda del baile. Otra vez recorrimos el norte indio por Daramsala y alrededores. En otra ocasión fue Bengala Occidental y Bangladesh. Después Orissa y Gujarat. Y un tiempo largo en la ciudad de Calcuta con escapadas a Benarés.



Fotografia tomada por el fotógrafo Kushal Gangopadhyay en el puerto de Chittagong, Bangladesh.



Toni Catany hablaba francés pero no inglés, ni una palabra, y en todos esos años de viajes por países angloparlantes no llegó a interesarse ni en aprenderse los números por lo que siempre ejercíamos de traductores. Pero él se relacionaba estupendamente con la gente de la calle. Catany era él y su cámara. De repente andaba observando y, sin alejarse nunca mucho, desaparecía entre un grupo de personas que se le acercaban curiosas, les hablaba como si pudieran entenderlo en su mallorquín de siempre y con signos los colocaba frente a una pared que había descubierto, siempre escogida por sus colores o sus texturas, y los fotografiaba. Todos contentos y la sesión fotogtáfica era una fiesta agradable y relajada. Caminaba, observaba, se paraba, se sentaba, miraba a los que pasaban , les miraba a los ojos, sonreía con esa cara afable de persona mayor de pelo blanco, y ya los tenía en el bolsillo. Sin ruido, sin invadir, sin palablas, conseguía una complicidad amable y divertida. Cuando volvíamos a casa o al hotel, él volcaba sus fotos en el disco duro y escribía en su cuaderno las notas del día con su letra perfectamente regular, pequeña y limpia. 

Hacíamos las mismas fotos porque yo también llevaba una cámara, aunque la mía era de esas automáticas pequeñas, y pasábamos por los mismos lugares. Pero al revisarlas al final del día, una por una, mi foto no era más que una instantánea de turista tomada sin ton ni son y la suya era algo distinto porque, además del encuadre y de muchas otras cosas que él debía calcular, en su foto pasaba un hombre vestido de un estupendo color azafrán. Cuando yo había hecho el click aquel hombre o había ya desaparecido o todavía estaba por llegar. Y, siempre, o era un hombre, o una mujer, o un perro o un pájaro o la vaca, o el carro, siempre ocurría algo en el momento en que Catany hacía el click.

Nuestra complicidad se basaba en la afición que ambos teníamos por las telas. Disfrutábamos visitando bazares y tiendas de tejidos. Sedas, lanas, algodones, tejidos o estampados, bordados o anudados. Metros de tela para luego mandar al sastre de la esquina y encargarle una camisa, o un pantalón, o un pijama. Pañuelos y chales, fundas de cojín, manteles y servilletas. Como en Mallorca son típicos los tejidos de "llengos", conocidos en Oriente como Ikat, a Catany le gustaba encontrar nuevos colores y diseños de este tipo de tejido. También le gustaban las miniaturas pero le costaba encontrar alguna a su gusto entre el montón de piezas de ínfima calidad que hoy en día ofrecen los anticuarios.

Con el tiempo nuestros amigos indios de Calcuta se hicieron sus amigos y lo respetaban y querían aunque se entendieran poco con palabras. Al principio la relación no era facil porque Catany actuaba como un hijo único mimado y se negaba a desayunar lo que le ofrecían, una estupenda tortilla picante rellena de cebolla, ajo y guindilla, y quería lo de siempre, café con leche acompañado de tostada con mantequilla y mermelada. Cosa imposible de encontrar en una casa particular de una ciudad de la India. Con el tiempo ellos se acostumbraban a sus caprichos y él bajaba sus expectativas y, gracias a su cámara fotográfica que ejercía de mediadora, era finalmente aceptado y hasta muy querido.

Ana M Briongos, Toni Alsina, Toni Catany y Falguni Bhat en Ahmedabad, Gujarat, India. Foto de Ana M Briongos.

Desde que un día vio una fotografía del conjunto de templos jainistas de Palitana, Catany suspiraba por ir a visitarlos, le parecía el lugar más hermoso y extraordinario del mundo. Se presentó la ocasión de viajar a Gujarat y recorrer ese Estado occidental de la India con nuestra amiga Falguni y su familia. Como Palitana estaba en el recorrido se lo dijimos y se apuntó ilusionado, su sueño por fin se cumpliría. (Ver la entrada sobre Palitana en este mismo blog). Resultó que para llegar a los templos había que subir cuatro mil escalones. Empezamos a subir antes del alba después de contratar porteadores para que llevaran a la madre de Falguni y a Catany que no se veían con fuerzas para subir. Cuando llegamos arriba ya estaba el sol en pleno apogeo y los recintos se iban llenando de peregrinos que subían a cientos. El lugar era espléndido. Decenas de templos blancos se erguían como las crestas de un dinosaurio enorme de mármol. Pasamos allí el día pensando que Catany estaría haciendo fotos como un loco y disfrutando ante el espectáculo que ofrecían los peregrinos jainistas entre tantos templos. Como había mucha gente no nos extrañó no haberlo encontrado en ningún momento. Para que no se nos hiciera de noche, a media tarde iniciamos la bajada. Cuando llegamos abajo  lo encontramos triste y derrotado. Perdido arriba entre la multitud, sin sus acompañantes de siempre, se había asustado. Buscó a los porteadores que le habían subido y les pidió que le bajaran. Abajo le cobraron una barbaridad y se sintió humillado y estafado. Desamparado tuvo que esperarnos solo en un lugar feo donde nadie le entendía. Fue su gran desiludión. Después dijo que los templos no eran lo que él había imaginado, que no tenían ningún interés, que eran todos de yeso. Estaba enfadado y despechado. Los que habíamos subido andando nos sentíamos culpables por no haberlo hecho al lado de los porteadores pero bastante trabajo teníamos sin perder el ritmo si queríamos cubrir el objetivo de los cuatro mil escalones. No se habló más de Palitana. Hasta que un día, pasado más de un año, nos regaló la foto más hermosa que yo haya jamás visto. Era una foto que había hecho en Palitana. No hubo palabras cuando nos la dio. No se habló de Palitana. Estaba allí. Y era hermosa. Se lo agradecimos emocionados.



La fotografía lleva una dedicatoria: "Per en Toni i l'Ana, companys de viatge, que feren pujant a peu, els 4000 escalons que possibilitaren contemplar aquesta vista de PALITANA un dia de desembre de 2009" (Para Toni y Ana, compañeros de viaje, que subieron a pie los 4000 escalones que posibilitaron la contemplación de esta vista de Palitana un día de diciembre de 2009). Hoy está colgada en el recibidor de nuestra casa como recuerdo de una hermosa amistad.