
La primera fotografía corresponde a la famosa plaza Naqhs-e-Jahan, o "imagen del mundo". Está tomada desde lo alto de la mezquita del Emam. En el extremo opuesto empieza el Bazar que se prolonga a través de callejuelas cubiertas hasta la mezquita del Viernes, muy cerca del minarete de Ali, el que se ve al fondo a la derecha. Pues al lado de este minarete y en un lugar privilegiado de la Isfahan antigua, la señora Sufi Shahdizadeh, ha abierto una casa de huéspedes maravillosa. Se ha terminado para algunos el ir de hotel en hotel sin más. Ahora en Irán también se puede escoger otro tipo de alojamiento que no sea el convencional.
La segunda foto muestra el patio interior de la casa Dibai, con el minarete y la cúpula de la mezquita de Ali. La señora Sufi, una iraní que ha vivido en Ibiza durante años, decidió hace algo menos de una década y durante una de sus visitas a Isfahan, comprar la casa Dibai entonces en muy mal estado con la intención de restaurarla y quedarse a vivir de nuevo en su país de origen, donde haría de anfitriona de viajeros y artistas que quisieran alojarse en su casa a la vez que visitaban el país o se enrolaban en cursos de aprendizaje de artesanías, instrumentos musicales persas, lengua, literatura...
La casa tiene una parte de la época sasánida y otra qajar y su restauración ya está prácticamente terminada de manera que ha abierto las puertas como hostal. Es una maravilla. Los colores empleados con gusto y delicadeza llegan incluso a sorprender, sin molestar en ningún caso. Desde azules y ocres a rojos y verdes. Hay una sala de dos pisos con balconada interior cubierta en parte por celosías de madera y decoradas las paredes con los espejitos típicos iraníes que recoge en su centro un pequeño estanque de azulejos turquesa rodeado de finas columnas de madera, que es una maravilla.
El otro nuevo hotel muy especial es el Isfahan Traditional Hotel que acaba de abrir sus puertas por Nowruz, hace apenas un mes. Es más grande que la Dibai House, con más sensación de hotel o sea menos familiar pero ubicado en medio del bazar, en una de sus callejuelas, y es el resultado de la restauración con buen gusto de una casa palacete tradicional. También tiene un patio-jardín interior con su estanque y las habitaciones se abren a su alrededor. Lo lleva una pareja de jóvenes iraníes, él es médico y aficionado al flamenco.