Cuando Luisa Guadayol, mi madre, ya muy anciana, decidió cambiar de casa y descubrió el baúl, guardado en el sótano, que le había dejado en custodia hacía cuarenta y cinco años Emmanuel Adewale Oyenuga, fotógrafo y artista nigeriano, su deseo fue devolver el contenido a su dueño o a su familia.
Emmanuel, que se hacía llamar Prince, había llegado a Barcelona en 1968 con una beca para estudiar arte en la Escuela Massana. Allí conoció a mi madre que lo trató como a un hijo. Poco después llegó su esposa Elizabeth que también fue bienvenida. Cuando al cabo de unos pocos años decidieron mudarse a Londres, dejaron el baúl con la idea de volver a recogerlo. Nunca volvieron y quedó olvidado en el sótano.
El baúl había estado cerrado durante todo ese tiempo y antes de moverlo había que ver qué contenía. En su interior encontramos cientos de fotos de Nigeria años 60, cientos de cartas, cuadernos de notas, dibujos, lápices, pinceles y pinturas, libros, discos y un gran cuchillo con funda de cuero de 70 cm. Además de vestimentas tradicionales y telas africanas. La historia de una familia Yoruba en tiempos de la guerra de Biafra. La historia de Nigeria.
Para facilitar su traslado pusimos el contenido en una antigua maleta de cuero, descartando papeles en blanco, pinceles y botes de pinturas en mal estado, rulos para el pelo, peines y clips pues Elizabeth era peluquera.
Luisa escribió a las direcciones que figuraban en los remitentes de las cartas que recibía Emmanuel, sin obtener respuestas.
Luisa murió en el 2016 a punto de cumplir los 99 años y me dejó encomendada la maleta y su deseo de que fuera devuelta a sus dueños. Había pues que encontrarlos.
Parecía fácil ya que hoy en día creemos que todo el mundo está localizable a través de las redes sociales y de Internet. No es así.
Expliqué la historia a mi amiga la doctora Carmen Pérez González, profesora de la Universidad de Wuppertal y especialista en historia de la fotografía que, entusiasmada, empezó a investigar sobre el archivo fotográfico que yo le mandé por email.
Buscando a Emmanuel y Elithabeth en las redes. |
Moritz y Verónica fotografían el archivo |
Vino Moritz a casa, revisó el archivo y, de acuerdo con Azu, decidieron que había que escanear las fotos y las cartas y documentar el contenido entero de la maleta. Así se hizo. Estuvieron él y Verónica Losantos fotografiando las fotos y escaneando las cartas.
Emmanuel guardaba las cartas que recibía y hacía copia de las que él escribía y mandaba. Hay cartas escritas en inglés y otras en yoruba. En la African Artists Foundation (AAF) tradujeron al inglés las que estaban en yoruba.
Azu montó un equipo para investigar el archivo, formado por Asya Yagmurian en Berlín, Carmen Perez González en Colonia, Moritz Neumuller y yo en Barcelona y Azu y su AAF en Lagos.
En junio de 2021, con la pandemia de baja, Azu y Asya pudieron viajar a Barcelona, para ver el archivo y organizar la búsqueda de sus propietarios.
Durante el Lagos Photo Festival, octubre-noviembre 2021, la AAF publicó unas postales que se repartieron entre los visitantes, con las fotografías de Prince Emmanuel Adewale Oyenuga, de Elizabeth y de otros personajes que salían en el archivo y una nota en la parte posterior explicando que se buscaba a esas personas.
Postal publicada por LAGOSPHOTO |
Se buscó sin éxito en la embajada de Nigeria en Londres, en la de Madrid, en las asociaciones de nigerianos de Barcelona y Londres.
Llegamos a pensar que nunca encontraríamos a Emmanuel o a su familia.
La agencia de fotografía Magnum organizó un Zoom internacional en junio del 2021 para discutir sobre la propiedad de archivos cuyos dueños han desaparecido y el ejemplo era nuestra maleta.
En febrero de 2022 la AAF nos invitó para que viajáramos a Lagos, a Moritz, a Asya y a mí, con la idea de que siguiéramos buscando sobre el terreno.
En la sede de la AAF habían montado una exposición con la foto de Prince Oyenuga de gran tamaño y copias de las fotos del archivo que parecía un altar. Allí mismo se hizo una presentación para los artistas y amigos de la Fundación. Al día siguiente se presentó a una comisión de la UE que había viajado a Lagos y visitaba la AAF.
Moritz, Asya y yo acompañados por Julius de la AAF recorrimos las calles abigarradas de Lagos con las direcciones de los estudios fotográficos donde había trabajado Emmanuel Adewale y también las de su familia. Después de mucho caminar en una búsqueda sin éxito, porque los estudios fotográficos de hace cincuenta años ya no existen, Moritz y Julius encontraron la casa de la familia, en 5 Origiri Street. En la fachada, junto al tejado, con grandes letras blancas sobre fondo marrón, estaba escrito OYENUGA'S HOUSE. Gran alegría, eso sí era algo que nos acercaba a nuestro objetivo. Pero la familia ya no vive en aquella casa. Una mujer de una tienda cercana tenía el teléfono de una parienta de la familia que vive fuera de Lagos.
Oyenugas House |
Después viajamos a Abuja, la capital de Nigeria, invitados por la Embajada de España que organizó una presentación para los medios de comunicación. Todo ello con el objetivo de difundir la historia de la maleta y encontrar a su propietario.
En la Embajada de España en Abuja Ana con el embajador Juan Dell, la embajadora de Cuba, Princess Onandunny y Azu Nwagbogu. |
Después de ese viaje, la AAF quedó encargada de llamar a la parienta de la familia y seguir la pista. Hablaron con ella por teléfono, la invitaron a Lagos y le enseñaron las copias de las fotos del archivo. Y ¡sí, los reconoció! Prince Emmanuel Adewale Oyenuga era su tío, Elizabeth su tía. Desgraciadamente su tío había fallecido en el año 1979 en un accidente de coche. Pero Elizabeth sigue viva y está con su hijo, Doyin, y su familia, cerca de Lagos. La tía Oyenuga facilitó el teléfono de Doyin a sus entrevistadores de la AAF.
La tía reconoce a su sobrino en las fotos. |
Cuando supe esta noticia entendí por qué nunca regresaron a buscar el baúl. Los misterios se iban aclarando.
Desde la AAF llamaron a Doyin para explicarle que una señora de Barcelona tenía una maleta que había dejado su padre cuando estuvo en aquella ciudad…
Doyin no entendía lo que le estaban contando y los despidió diciendo que estaba muy ocupado y no tenía tiempo para historias.
Los de AAF se sintieron incapaces de seguir adelante y me pasaron el teléfono de Doyin para que siguiera yo con las pesquisas.
Escribí un WhatsApp a Doyin. Sin respuesta. Un segundo mensaje. Sin respuesta. Llamé por teléfono. Sin respuesta. Entonces decidí escribir un tercer y último mensaje con toda la carga sentimental de la que fuera capaz junto con unas fotos de él cuando era pequeño, fotos que se habían llevado sus padres cuando lo dejaron con sus abuelos en Nigeria, para ver si ablandaba el corazón de Doyin. Y surtió efecto. Un día de verano muy caluroso, mientras hacíamos la siesta, sonó el teléfono. Era Doyin. Estaba dispuesto a hablar, pero primero debíamos intercambiar fotografías actuales de nosotros y de nuestras familias. Él mandó una foto con un pie que decía “Prince Adedoyin Oyenuga, hijo varón mayor y heredero de Prince Emmanuel Adewale Oyenuga”. Después llegó una foto de él con su esposa. Yo le mandé una foto con Toni, mi marido. A partir de aquí, le empecé a contar la historia de la maleta y de su padre y su madre en Barcelona, de mi madre, del largo tiempo transcurrido hasta encontrarlo y de la mucha gente que había ayudado en esa búsqueda. Todo lo que le contaba era nuevo para él. Le dije lo que contenía la maleta y que no tenía ningún valor económico, sólo sentimental. Y finalmente le comuniqué mi intención de viajar a Nigeria en Noviembre para entregarle la maleta puesto que ese era el deseo de mi madre que la había guardado durante décadas. Estuvo de acuerdo e incluso me dijo que estaba muy contento.
Mi hermano Miguel que había mantenido una buena amistad con Emmanuel y Elizabeth, igual que yo cuando estaban en Barcelona, expresó su deseo de unirse al viaje.
El 22 de octubre con Moritz y su colaboradora la fotógrafa Irene Pietrella dimos el último vistazo al contenido de la maleta y se tomaron nuevas fotos.
A principios de noviembre de 2022, coincidiendo con el LagosPhoto22 Festival, viajamos a Lagos, Toni y yo desde Barcelona con la maleta y Miguel y Marta desde Madrid donde viven.
Marta, Ana, Toni y Miguel en Lagos con la maleta. |
El lunes 7 de noviembre la Embajada de España organizó, en su Consulado de Lagos, una ceremonia para la entrega de la maleta a la familia Oyenuga.
El acto tuvo lugar en el jardín del consulado donde habían instalado una carpa, varias filas de sillas para los invitados, una mesa donde nos sentamos Azu, Doyin, Eva Barta de la embajada y yo. Presentó el acto el cónsul Daniel Losada, estando invitados la familia Oyenuga, Doyin, su esposa Esther Abosede, un hijo Ademayowa y una hija Aderonke (tienen dos hijas más, Adetolani y Kanisola, que no vinieron por estar estudiando en la universidad). Elizabeth tampoco vino porque sufre de Alzheimer. El embajador excusó su presencia porque estaba presentando credenciales en Benin.
La familia Oyenuga con Ana, Miguel y Azu. En las fotos Luisa Guadayol y Prince Emmanuel Adewale Oyenuga |
La familia Oyenuga se había desplazado a Lagos para asistir a la ceremonia desde Ogun State donde viven en la actualidad. Asimismo asistieron representantes de la prensa, TV y medios de comunicación nigerianos, miembros de la AAF, de l’Alliançe Française y otros asistentes que desconozco.
Ana y Doyin |
A nuestra espalda habían colocado un gran póster con la fotografía de Emmanuel y un letrero “Unpacking the suitcase handover”, a un lado la foto de mi madre Luisa Guadayol y la pintura a gran tamaño de un artista nigeriano con su particular interpretación del tema.
Hubo parlamentos y finalmente abrimos la maleta en cuyo interior Doyin vio emocionado las fotografías donde se reconoció a sí mismo de pequeño, reconoció a sus padres, a sus abuelos, bisabuelos y otros miembros de la familia y decidió volverlo a guardar todo para descubrirlo con calma en casa junto a su familia. Lástima que Elizabeth ya tenga la mente en otro mundo y no pueda compartir estas emociones.
Los hijos de Doyin se llevan la maleta. |
Volvimos a casa con la sensación de “misión cumplida”. Durante el viaje de regreso hablábamos divertidos mi hermano y yo sobre el comentario de un amigo nigeriano al saber que el nombre de nuestro padre era Restituto, -¿llevaba ya implícito, su nombre, un signo esotérico de nuestra futura misión?- decía, puesto que actualmente en África y en Nigeria en particular, se habla de “restitution” de lo que habían expoliado los colonizadores y que ahora exhiben en sus museos. Como ejemplo están los bronces de Benin. Aunque restitución, entre otros significados, es la devolución de algo que ha sido robado, en nuestro caso, no se trataba de eso sino de la devolución de algo que fue dejado en depósito.
Ha sido un acto de buena voluntad y así lo ha entendido la familia Oyenuga y las personas que han participado en él, todos de manera altruista, y también aquellos que aquí y allá han sabido de esta aventura.
Nosotros hemos reanudado una amistad que empezó hace cincuenta años, una historia de emigración, incertidumbre, lejanía, sufrimiento, acogida, amistad, intercambio de vivencias, ayuda mutua y cariño.
Nota:
Ver la parte 1 de esta historia, entrada el 28/8/2014 en este blog "El baúl misterioso"
http://pasionviajera.blogspot.com/2014/08/el-baul-misterioso.html?m=1
¡¡¡¡¡MARAVILLOSO!!!!!
ResponderEliminarni la más fértil imaginación podría haber inventado esta historia tan fabulosa
y has movilizado legiones de pesonas y autoridades de 2 países...
¡2014 la 1a. publicación de esta plusuamsurrealista historia!´
una eternidad
he estado atento a la aparición de esta 2a., y por ahora última parte
los calendarios no navegan sino vuelan como aquel velero bergantín...
has escrito una -mini- página en las relaciones entre españa y nigeria
ha sido grato ver cómo tan hermosa historia
no termina sino culmina
tan felizmente
ewcribo a tu email porque ya sabes q este blog me tiene una -comprensible, intuyo- obsesiva manía y no publicará estas líneas
cálido&biiiiigabrazo
superjorge
Gracias por tu comentario. Ya ves que se ha publicado a pesar de lo que consideras obsesiva manía de no publicar del blog.
EliminarEnhorabuena Ana por tu generosidad y fidelidad al deseo de tu madre. Por ayudar a hacer historia en estos momentos de tanta incertidumbre.
ResponderEliminarUau Ana, final fantástico para una historia preciosa, gracias a tu perseverancia.
ResponderEliminarEs fantástico que de una amistad de hace años y un baúl se haya creado esta aventura tan especial ,por el deseo de vuestra mama por devolver este tesoro y por vosotros por conseguirlo.Os felicito. Os quiere y admira,Aras.
ResponderEliminarthis is such an amazing story, a visual story, an emotional journey. Thank you Ana Maria for having the fortitude and resilience to see it to this end. An honour to have heard it from you at the dinner table before you took the first trip to
ResponderEliminarNigeria. Love to you and Tony.
Deborah Green