Los que habéis viajado a irán, ¿no os habéis preguntado cómo es que no se ve a nadie paseando un perro por la calle?
Tener un perro como mascota en Irán, es un problema.
Los campesinos iraníes tienen perros que les sirven para sus labores de guarda o pastoreo. La policía iraní tiene perros para buscar droga, especialmente en la zona fronteriza con Afganistán de donde procede su mayor parte, o para buscar desaparecidos como consecuencia de los frecuentes terremotos. Pero los ciudadanos iraníes, los que viven en las ciudades, no pueden tener perro, está prohibido. No se puede salir a la calle a pasear el perro. Hay que hacerlo con nocturnidad y alevosía, por decirlo de alguna manera, de escondidas. Pero, a pesar de ello, hay familias que tienen perro. Es una manera de rebelarse.
Es como el caso de las antenas parabólicas. Están prohibidas, pero todo el mundo tiene una medio camuflada en la azotea o en el jardín. El caso de los peros es diferente porque es algo minoritario, pero es una más de las prohibiciones que impone el régimen de los Ayatollás y que a muchos les parecen exageradas.
Razón de la prohibición de parabólicas: entrada de ideas y propaganda occidental. Razón de la prohibición de tener perro-mascota: costumbre occidental, consumismo, suciedad.
A pesar de la fatwa emitida por el ayatollah Shirazí hace unos años, el aumento de perros en ciertos ámbitos de las ciudades iraníes es evidente y se nota por el aumento de clínicas veterinarias. Se dice que en los barrios altos de la ciudad de Teherán es donde ha crecido más la tenencia de perros, cosa lógica si tenemos en cuenta que es la zona donde viven las familias pudientes y occidentalizadas. Sin embargo mi experiencia es bien diferente.
La familia que me acoge cuando voy a Isfahán tiene un perro. Es un perro pequeño, blanco y peludo que corretea por la casa sin cesar. La familia es religiosa, leen el Corán y rezan cuando toca, y las mujeres llevan pañuelo incluso dentro de casa cuando está mi marido. Pero no son gente de mezquita, ni les gusta el clero y lo que representa en el Irán actual. Sus vecinos también son religiosos. Ninguno se ha quejado por el perro antes al contrario, lo aceptan encantados. Ello me hace pensar que no es cierto, como se dice, que los musulmanes consideren los perros y, en general, a los animales de compañía como algo impuro. Dicen que las normas religiosas exigen lavarse las manos después de tocar a un perro pero esto no es una norma religiosa sino algo higiénico y de sentido común.
En diciembre de 2016 se publicó un artículo en El Mundo de Zahida Membrado, autora del texto y de las fotos, con información detallada de un refugio para perros abandonados cerca de Teherán, donde acogen a más de setecientos perros y cuyos cuidadores son voluntarios amantes de los animales. Se llama Wafa.
La primera y la última foto son de Behrouz Mehri y aparecieron en un artículo de Angeles Espinosa para El País en el que también hablaba de perros en Irán.
uf, anajon, cómo leer esta entrada del blog y no morir en el intento...
ResponderEliminarel tamaño de la letra es un atentado contra la salud oftalmológica
una tortura
yo soy antiprohibicionista por convicción&doctrina
lo de los perros en irán, o, mejor, en teherán, y supongo, las grandes ciudades, no deja de ser curiosos
(sin)razones religiosas para prohibirlos, uf
pero, consumismo, suciedad, no dejan de ser atendibles
el caso extremo debe ser el de mapocholandia -chile, nombre oficial-
aquí hay m i l l o n e s de perros en las calles
millones
ni siquiera se sabe la cantidad exacta
yo pienso que ya nadie los ve
nadie piensa que se trata de un pavoroso problema
los -humanos- muertos apenas son mencionados
en fin
homo -pretendidamente- sapiens...
biiiiigabrazo
Superjorge, disculpa la menudez de la letra. Creo que ya lo he subsanado. Gracias por avisarme. Un fuerte abrazo desde Berkeley donde las mascotas campan a sus anchas.
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