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30.5.09

Irán escoge a 4 candidatos aceptables

Desde la izquierda arriba en la foto y según las agujas del reloj, los cuatro candidatos a presidente de Irán en las próximas elecciones del 12 de junio de 2009.


-Mehdi Karrubí, ex portavoz del Parlamento

-Mahmoud Ahmadinejad, actual presidente

-Mohsen Rezaie, ex-jefe de la Guardia Revolucionaria

-Mir-Hossein Musaví, ex primer ministro

De los más de cuatrocientos inscritos, hombres y mujeres, solamente cuatro candidatos han sido considerados aceptables por las altas instancias del régimen. Ninguna mujer entre ellos.

Parece ser que el que tiene más probabilidaes de desbancar al actual presidente es Musaví, candidato goza del apoyo del ex-presidente reformista Jatamí.

¿Es Musaví el Nuevo Jatami? Así titula su artículo un Blogger iraní de 26 años que dice hablar cautelosamente desde Irán en su Tehran Post. Los jóvenes llevan bandas y pañuelos verdes y atan lazos de este color en las antenas de sus coches, pues verde es el color de la campaña electoral del candidato. A Musaví apoyan la mayoría de los grupos reformistas así como intelectuales y personajes famosos. También las familias de mártires venerados de la guerra Irán-Irak (Musaví era Primer Ministro durante los 8 años de guerra) y jefes de la guardia revolucionaria. Ni Jatamí tenía un apoyo social tan amplio. Además puede dirigirse en Azerí a sus miles de seguidores cuando va a Tabriz, en el Azerbaijan. Defiende los principios revolucionarios, es un hombre religioso e intelectual. Su campaña está especialmente dirigida a criticar al actual presidente Ahmadinejad por el fracaso de su política económica y por su política exterior. Su popularidad crece como una bola de nieve pero sus enemigos empiezan a atacarlo duramente. La dificultad para gobernar llegará si gana las elecciones pues le será difícil contentar a todos.

2.5.09

Ley de familia para la comunidad chiíta en Afganistán, a debate.



La polémica ley que se está debatiendo y que ha provocado manifestaciones en Kabul y artículos en la mayor parte de periódicos del mundo trata del derecho de familia chií y regula, entre otras cosas, los asuntos personales como el matrimonio, el divorcio, la herencia y las relaciones sexuales entre los componentes de la minoría chiíta de Afganistán. Los afganos son en su mayoría musulmanes de la rama suní y solo un 10% de la población es chií. Los chiítas afganos pertenecen generalmente a las tribus hazaras que viven en la zona de Bamiyan, llamada Hazarajat. Los iraníes que son chiítas han apoyado históricamente a estas tribus y siguen haciéndolo.

La Constitución afgana permite a la comunidad chiíta tener su propia ley civil, basada en la jurisprudencia tradicional chií que contempla los matrimonios temporales, la mayoría de edad para el matrimonio a los 9 años para las chicas, etc. Y es parecido al régimen de familia iraní. Pero a la vez, la Constitución y varios tratados internacionales firmados por Afganistán garantizan la igualdad de derechos para las mujeres. Estamos ante una contradicción, pues aunque oficialmente se aceptaba hasta ahora la igualdad de derechos, en los lugares remotos del Hazarajat dirimían sus diferencias según la costumbre hazara chiíta.

Esta es una ley electoral para agradar a los clérigos chiítas y a su comunidad más conservadora. Son votos para el actual presidente, Karzai, ya que esta comunidad cambia su orientación de voto según las circunstancias y representa un 10% de la población.

Sin embargo las mujeres afganas que están en el Parlamento ya han conseguido algunas enmiendas como la de subir la mayoría de edad de 9 a 16 años y eliminar la facilidad de contraer matrimonios temporales. Este tipo de matrimonio, que es legal en Irán, consiste en un contrato temporal entre un hombre y una mujer (de unas horas a tantos años como se quiera) para tener relaciones a cambio de un tangible ya sea dinero u otros bienes. Los hijos de esta relación quedan protegidos y heredan al padre.

En Afganistán las mujeres votan desde las elecciones de hace 5 años, 2004. Pero la mayoría, sobre todo si no viven en la capital, tienen dificultades para desplazarse hasta el colegio electoral y no pueden hacerlo si su marido no las lleva.