En Irán se ha terminado la bicoca de la gasolina sin límites subvencionada por el Estado al precio de 80 tomanes el litro la normal y 110 tomanes el litro la super (aprox. 10 céntimos de euro). La semana pasada mientras estaba almorzando en casa de unos amigos de Teherán, les llegó la cartilla de racionamiento de gasolina: 80 litros por coche y mes al precio subvencionado. A partir de esa cantidad el precio será mucho más elevado. Y es que aunque Irán es uno de los países con más reservas petrolíferas del mundo, su capacidad de obtener gasolina refinada es insuficiente para abastecer el consumo interior y eso es debido a que algunas de sus refinerías más productivas fueron destruídas durante la guerra Irán-Irak y a causa del embargo posterior no pudieron ser reconstruídas. Irán debe importar gasolina. El consumo es muy elevado porque el parque automovilístico del país es viejo. Todavía circulan coches de la marca nacional Peykan, algunos de la época del Shah, de más de treinta años, que gastan una barbaridad. Como consecuencia del bajo precio de la gasolina se ha creado un mercado negro importante. Caravanas de burros cargados con bidones en sus alforjas cruzan fronteras en el Kurdistán. Los camiones turcos se abastecen de gasolina o gasoil en las gasolineras fronterizas de Irán, porque en Turquía un litro de gasolina cuesta aproximadamente 1 € o sea diez veces más que en Irán.
Los medicamentos genéricos también tienen subvención estatal y se los llevan a Turquía, Irak, Afganistán y Pakistán.
Igual ocurre con los polvos para lavar que resultan ser un gran negocio para los afganos, que compran barato en el país vecino y venden caro en el suyo.
Mal negocio para el Gobierno iraní.
Leo desde hará cerca de un mes tu blog y me parece de lo más interesante. Tus reflexiones sobre política económica en algunos países de Asia las sigo con especial interés.
ResponderEliminarCuídate, un saludo.