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26.4.21

Profesor Paz, con Tagore hasta la eternidad.



Ha muerto José Paz, el profesor Paz como lo conocíamos.





Gallego de nacimiento, Ourensano, bengalí de adopción, defensor del gallego-portugués, maestro de escuela en la línea pedagógica de Rosa Sensat, profesor de universidad, articulista, conferenciante, pero sobre todo pedagogo igual que su admirado Rabindranath Tagore, premio Nobel de literatura en 1913 y fundador de escuelas para niños y de la Universidad Visva Bharati en Santiniketan, Bolpur, India.


Conocí al profesor Paz, como cuento en mi libro ¡Esto es Calcuta! en el que le dedico un capítulo, el día que Samuel Berthet, profesor entonces en Nueva Delhi, me llevó a casa de un gallego, así me lo describió, en Santiniketan. El gallego era el profesor Paz.

Ese mismo día ya en casa del profesor conocí a un joven, Prasun Chatterjee, que se convertiría con el tiempo en un gran amigo, y a su esposa de entonces, Nita, los dos ayudaban al profesor durante su estancia en Santiniketan.





José Paz admiraba a Tagore desde sus años de juventud en que como maestro organizaba con los niños de la escuela representaciones de obras dramáticas del escritor bengalí. También empezó a coleccionar ediciones de sus obras hasta que consiguió reunir una biblioteca muy importante. Pero su gran ilusión era ir a la India para vivir sobre el terreno toda la experiencia tagoreana. Eso lo consiguió ya de mayor, cercano a la jubilación. Pero antes preparó su aventura a conciencia.

 

José Paz no hablaba inglés, ni estaba acostumbrado a viajar por países exóticos. Sabía que si quería lograr su objetivo de profundizar en el mundo de Tagore, in situ, debía tener apoyos así que consiguió becas de la Xunta de Galicia para dos chicos de Calcuta que estaban estudiando español. Cumplido el objetivo, uno de ellos encontró novia y se quedó en España y el otro, Prasun, regresó a Calcuta donde fue durante años el traductor, guía y consejero en cuestiones bengalíes del profesor. El profesor a su vez le enseñó a Prasun muchas cosas de nuestro mundo hispano que ninguna escuela de idiomas le habría enseñado nunca. Fue una afortunada simbiosis que duró hasta que el profesor ya podía desenvolverse por su cuenta y Prasun inició relaciones comerciales con España que le han convertido en un próspero hombre de negocios.


Ya jubilado, el profesor Paz pasaba largas temporadas en Santiniketan donde se sentía relajado y feliz. Visitaba las escuelas que había fundado Tagore y que todavía funcionan. Aprendió algunas de las centenares de canciones que compuso el poeta y las cantaba con los niños, empezó a aprender bengalí y fundó la Casa de Galicia en Santiniketan con sede en la que él tenía alquilada en aquella ciudad.


Hay un par de anécdotas que me gustaría recordar en su memoria. 

Una de ellas es la visita a la Feria del Libro de Kolkata el año en que mi madre con ochenta y cinco años y yo estábamos instaladas en mi pisito de Lake Place. Mi madre, que había sido maestra y Paz congeniaron de inmediato y los recuerdo cogidos del bracete recorriendo la feria rodeados de multitudes no en vano era, la de Kolkata, la feria del libro con más visitantes del mundo. 



La otra ocurrió en julio de 2006 durante un congreso hispano-indio que debía celebrarse en Mumbai. A través de Casa Asia fuimos invitados, entre otros, José Paz y yo. El entonces presidente Rodriguez Zapatero debía asistir. En el centro de congresos se preparaba una exposición donde el profesor Paz aportaba las primeras ediciones en varias lenguas de los libros de Tagore, algunas únicas, se trataba pues de unos libros de mucho valor. Paz no quiso separarse de ellos y salió de Galicia con los libros en una maleta. Como se trataba de algo importante, le ofrecieron un billete en primera clase. Las azafatas le aseguraron que podía dejar la maleta facturada porque en primera el equipaje recibía un trato especial. Así se hizo. Cuando desembarcó en Mumbai llovía a cántaros, era época de monzones. La maleta no salió por la cinta transportadora. Hubo un gran revuelo entre los organizadores, llamadas de la embajada, Paz desesperado sin querer subirse al coche que lo había ido a recibir. Ya era de noche y seguía lloviendo. En Iberia dijeron que la maleta llegaría en el siguiente vuelo. Al día siguiente fueron a buscar la maleta que había quedado durante horas en un lugar medio inundado del aeropuerto. Los libros estaban mojados. El profesor Paz desolado. Recuerdo que pasamos horas algunos congresistas que nos alojábamos en el mismo hotel que Paz, en nuestras habitaciones, secando los libros página a página con el secador del pelo.


Descansa en paz, querido profesor.


(La foto está tomada en la Universidad Vidyasagar en Kolkata. José Paz en el centro junto a mi madre y algunos profesores, yo a la derecha de la foto)