Cuando terminé de escribir el libro que ocurría en la capital del estado indio de Bengala occidental, tuve que buscarle un título y me decidí por ¡Esto es Calcuta!, entre signos de admiración, puesto que su protagonista regresaba a esa ciudad donde había vivido en su juventud, después de muchos años de ausencia, y al encontrarlo todo igual que cuando lo dejó, no pudo por menos que exclamar ¡Esto es Calcuta!
Pues bien, ahora al regresar yo de esa ciudad cuyo nombre han cambiado por Kolkata, debo modificar los signos de admiración y preguntarme ¿Esto es Calcuta? Lo que he visto ¿forma parte de la ciudad abigarrada y decrépita cuyos magníficos edificios antiguos sostenidos por columnas dóricas y corintias muestran, desconchados, sus grietas de donde emergen raíces que se deslizan como serpientes por las fachadas, plantas que florecen e incluso árboles?
Mirad las fotos, ¿diríais acaso nunca que esto es Calcuta?
Hace un par de años después de visitar la nueva ciudad de Gorgaun, novísima y esplendorosa ciudad satélite de negocios internacional, a la cual se llega en metro desde Nueva Delhi, la capital india, publiqué una entrada en este mismo blog que podéis leer más abajo. Ahora, después de regresar de Calcuta y haber visitado su barrio más moderno, la ciudad nueva o New Town como le llaman, deseo mostraros otro ejemplo del crecimiento económico de la India.
Parece ser que Calcuta que fuera durante mucho tiempo capital del Raj, la ciudad más importante del Imperio Británico después de Londres, y que quedó varada y decadente contemplando como otras ciudades indias como Bombay, Delhi o Bangalore crecían y se modernizaban, finalmente se ha subido al tren del boom económico y, dejando atrás treinta años de gobierno comunista en Bengala occidental, ha empezado el despegue.
El barrio de Rajarhat-Gopalpur, ahora New Town, está situado al noreste de Calcuta, cerca del aeropuerto Subhash Chandra Bose Netaji y al lado del que hasta hace poco era el barrio más moderno, Salt Lake. Es un barrio industrial y residencial cuya idea surgió a finales de 1990 del entonces jefe del gobierno del estado de Bengala occidental, Buddhadeb Bhattacharya.
Se trataba de terrenos agrícolas cuyas expropiaciones, algunas todavía no cobradas por los campesinos, siguen levantando ampollas. Hay grandes avenidas con farolas y árboles y bloques de apartamentos de muchos pisos, enormes bloques de apartamentos. Algunos ya terminados y otros en construcción. Al lado de zonas perfectamente urbanizadas hay terrenos baldíos donde las vacas siguen paciendo cono si nada hubiera ocurrido, o campos cultivados por sus antiguos dueños que en vista de que no han cobrado la expropiación, ni se construye, han retomado las labores agrícolas.
Me ha parecido una ciudad fantasma a pesar de que ya tiene una escuela de negocios, un hospital, centros comerciales con multicines, tiendas y restaurantes. Empresas multinacionales han instalado sus oficinas en nuevos edificios corporativos. Infosys, la multinacional de servicios tecnológicos de la información con base en Bangalore con 140 mil trabajadores, ya ha firmado y pagado a 11,400€/Ha por llevar adelante en esta ciudad satélite de Calcuta un proyecto inmobiliario en un área de 50 acres, algo más de 20 hectáreas. Lo mismo ha hecho otra multinacional india Wipro que se ha adjudicado otros 50 acres.
Grandes paneles de anuncios ofrecen pisos de lujo con aire acondicionado. Por ejemplo, en las dos torres del New Town Heights, los pisos tienen una superficie que va de los 122 m2 a los 322 m2 y los precios varían entre 69.300€ hasta 218.916€. Lo que supone de 500 a 700 euros el metro cuadrado.
Hasta hace poco los servicios de agua y electricidad no estaban asegurados por lo que se hacía difícil ir a vivir a la nueva ciudad. Dicen que algunas zonas ya tienen el problema solucionado.
Para poder comparar, en Calcuta ciudad, en el barrio antiguo de Shyam Bazar, con el tranvía a cincuenta metros y el metro a tres manzanas, un piso nuevo cuesta unos 950 euros por m2.
Mientras circulaba por la New Town, en medio de sus flamantes edificios, me puse a pensar en lo mucho que se parece al boom del ladrillo que nos ha llevado a nosotros a la ruina. Claro que ya habíamos entrado en un proceso de estancamiento económico y allí, en la India, según dicen los expertos, están en pleno crecimiento. A mí me da vértigo.
Este tipo de viviendas unifamiliares, pisos donde se vive al estilo ocidental, el matrimonio con uno o dos niños, cambiará la manera de vivir de un sector de la nueva clase media formada por jóvenes profesionales la mayoría. Acostumbrados a compartir hogar con los padres, los suegros para la esposa, en la casa familiar llena de gente, las nuevas famillas que se independicen sentirán la libertad pero también la soledad del aislamiento.
V.S.Naipaul ya comentaba, hace años, esa situación cuando escribía en su libro, INDIA, sobre los nuevos barrios de Bombay y decía que las madres jóvenes que se trasladaban allí con sus familias, necesitaban en ocasiones de ayuda psiquiátrica para superar la depresión que les causaba el vivir en soledad, acostumbradas como estaban desde que nacieron a una casa llena de vida, con abuelos, padres, hermanos, tíos y primos. Puesto que la costumbre establece que cuando un hijo se casa lleve a su esposa a la casa familiar. Sin embargo la situación cambia si la mujer también trabaja, cosa que ya ocurre con frecuencia entre los matrimonios de jóvenes profesionales en la India.
Por las calles de la ciudad antigua todo sigue como si nada estuviera cambiando.
Grandes paneles de anuncios ofrecen pisos de lujo con aire acondicionado. Por ejemplo, en las dos torres del New Town Heights, los pisos tienen una superficie que va de los 122 m2 a los 322 m2 y los precios varían entre 69.300€ hasta 218.916€. Lo que supone de 500 a 700 euros el metro cuadrado.
Hasta hace poco los servicios de agua y electricidad no estaban asegurados por lo que se hacía difícil ir a vivir a la nueva ciudad. Dicen que algunas zonas ya tienen el problema solucionado.
Para poder comparar, en Calcuta ciudad, en el barrio antiguo de Shyam Bazar, con el tranvía a cincuenta metros y el metro a tres manzanas, un piso nuevo cuesta unos 950 euros por m2.
Este tipo de viviendas unifamiliares, pisos donde se vive al estilo ocidental, el matrimonio con uno o dos niños, cambiará la manera de vivir de un sector de la nueva clase media formada por jóvenes profesionales la mayoría. Acostumbrados a compartir hogar con los padres, los suegros para la esposa, en la casa familiar llena de gente, las nuevas famillas que se independicen sentirán la libertad pero también la soledad del aislamiento.
V.S.Naipaul ya comentaba, hace años, esa situación cuando escribía en su libro, INDIA, sobre los nuevos barrios de Bombay y decía que las madres jóvenes que se trasladaban allí con sus familias, necesitaban en ocasiones de ayuda psiquiátrica para superar la depresión que les causaba el vivir en soledad, acostumbradas como estaban desde que nacieron a una casa llena de vida, con abuelos, padres, hermanos, tíos y primos. Puesto que la costumbre establece que cuando un hijo se casa lleve a su esposa a la casa familiar. Sin embargo la situación cambia si la mujer también trabaja, cosa que ya ocurre con frecuencia entre los matrimonios de jóvenes profesionales en la India.
Por las calles de la ciudad antigua todo sigue como si nada estuviera cambiando.