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14.10.11

Nader y Simin, una separación (jodaiye nader az simin)


Dirección y guion: Asghar Farhadi. País: Irán. Año: 2011. Duración: 123 min. Género: Drama. Interpretación: Peyman Moaadi (Nader), Leila Hatami (Simin), Sareh Bayat (Razieh), Shahab Hosseini (Hodjat), Sarina Farhadi (Termeh). Producción: Asghar Farhadi. Música: Sattar Oraki. Fotografía: Mahmuoud Kalari. Montaje: Hayedeh Safiyari. Diseño de producción: Keyvan Moghaddam. Distribuidora: Golem. Estreno en Irán: 16 Marzo 2011. 

Hace una semana que se ha estrenado esta película iraní, ya se ha escrito en abundancia sobre ella y muchos de mis amigos la han visto. Hoy he ido yo a verla. Me ha gustado, me ha tenido en vilo durante las dos horas que dura. Me ha parecido que lo que cuenta podía haber ocurrido en otras partes del mundo, en nuestro entorno, por ejemplo. Y eso es debido seguramente a que no exagera la condición de iraní, no carga las tintas con los consabidos tópicos que gustan a los occidentales cuando se trata de Irán.
Sorprendentemente no salen fotos de ayatollas, ni en el despacho del juez, ni en los pasillos de los juzgados, ni en las calles. Ni Jomeini, ni Jamenei. Sí se nombran, en la versión en persa, al emam Hossein, nieto del Profeta y mártir, y al emam-e-zaman (el duodécimo emam, el Mehdi), y es la mujer contratada para cuidar del abuelo enfermo, una mujer humilde y muy religiosa, quien lo hace. También me ha parecido ver una vez la efigie del emam Hossein, creo recordar que en una pared de los juzgados. Eso sí, las mujeres e incluso la niña de once años, también la más pequeña cuando sale a la calle, van con la cabeza cubierta hasta en casa, aún cuando no haya ningún hombre de fuera y eso debe ser por el hecho de que las actrices no pueden aparecer en pantalla descubiertas, o dicho de otra manera por exigencias de la censura, lo cual da una visión falsa de la vida familiar pues las mujeres se quitan el pañuelo en el hogar, aunque lo tengan siempre a mano por si llama el cartero o un vecino.
Dicho esto, lo fundamental de la película es la mentira. Todos mienten. Y sin embargo, todos son buenas personas. Es interesante darse cuenta de lo respetuosos que son los unos con los otros y de cómo el funcionario del juzgado aguanta, sin salirse nunca de tono, las discusiones de los contendientes.
Una cosa no he entendido, ¿qué pasa con el dinero? Nader acusa a la asistenta de haber robado, ella lo niega y los sigue negando siempre. Luego él le dice que ya sabe que no lo ha robado. ¿Me he perdido algo? ¿Alguien me lo puede explicar?
La película queda abierta y nadie sabe qué va a pasar cuando finalmente aparecen los créditos.

3.10.11

River of Smoke (Río de humo) de Amitav Ghosh

Acabo de leer sin poder parar las 521 páginas del nuevo libro del escritor indio-bengalí, Amitav Ghosh. Se trata de River of Smoke, el segundo volumen de una trilogía cuyo primera parte es Sea of Poppies, traducido al castellano como "Mar de amapolas", que se publicó hace algún tiempo y cuyo comentario hice en este mismo blog a raiz de la visita del autor a Barcelona para presentarlo. River of Smoke todavía no ha salido en castellano pero por el éxito que tuvo Mar de amapolas supongo que no tardará en aparecer en las librerías. En estos libros Amitav Ghosh nos traslada al mundo del comercio del opio en los años 30 del siglo XIX. Si el primero trata de dónde y cómo se produce el opio, en la India, Calcuta y sus alrededores, la segunda parte que ahora comento, se sitúa en Cantón, en China, donde se vende.. La introducción del opio en China y la expansión de su consumo entre la población, todas las cases sociales, fue una plaga. Mientras, comerciantes sin escrúpulos se hacían extraordinariamente ricos, la mayoría eran británicos. También había socios chinos. Cuando se dan cuenta las autoridades chinas del estado de su población, intentan impedirlo pero los comerciantes extranjeros, petulantes y engreídos apelan a la sagrada premisa del libre comercio, la "libertad" en nombre de la reina de Inglaterra.

Opium Den

El libro está lleno de detalles explicados con minuciosidad lo que hace que uno se sienta dentro del relato como si estuviera viviendo en aquella época. Las imágenes de Cantón, un enclave tomado por los comerciantes extranjeros donde solo pueden entrar los hombres son extraordinarias, como lo son las vivencias dentro de los barcos que llegan desde Occidente. Los personajes, chinos, británicos, indios, incluso hay un americano, están muy bien conseguidos. El parsi Bahram, un comerciante riquísimo de Bombay, de pasado menos brillante, es el foco principal de la novela. Hay otros personajes que ya habían salido en Mar de amapolas. Cada uno habla de una manera distinta y utiliza vocablos de su país de origen. A veces el inglés con el que se entienden extranjeros y chinos cuesta de captar. Pero esto hace suponer que ni entre ellos se entendían a la perfección. hay una cantidad de información sobre esa época en Asia apabullante. Se deescriben comidas, su aspecto, cómo se cocinan, cómo se comen, cómo saben; también se describe cómo van vestidos los diferentes personajes según las circunstancias, las piezas de ropa que se ponen...
Las descripciones de lo que ocurre en el Meidan, la plaza central de Cantón, rodeada de edificios donde residen los comerciantes, por países, son deliciosas. 



El libro termina antes de que empiece la primera Guerra del Opio.