BLOG DE ANA M. BRIONGOS


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27.5.13

Elecciones presidenciales en Irán 2013 (2)





Algo raro pasa con Ahmadinejad para que todavía esté ejerciendo su cargo de Presidente y que no haya sido destituido, encarcelado o incluso sentenciado a muerte mediante una fatwa. Suena muy fuerte esta consideración pero se puede explicar. Cuando murió Chavez, su amigo y muy admirado presidente venezolano, fue tal la emoción que le embargó que fue capaz de imaginarlo, y así lo dijo en público, regresando  de la mano del Mehdí, el duodécimo imam, el último de los doce santos del chiísmo, el esperado, aquel que está oculto y volverá un día para salvar al mundo e instaurar la paz y la justicia social. Comparar a Chavez con el Mehdí, aunque sea una metáfora, es peligroso. Por comparaciones parecidas Salman Rushdie sufrió una fatwa y recientemente el rapero iraní Sahin Najafí  también. Pero es que desde la muerte de Chavez, tanto Madero, su sucesor, como Ahmadineyad entraron en una especie de realismo mágico digno de la mejor literatura sudamericana.
Yo puedo comprender que un hombre de emociones fuertes y grandes fidelidades como es Ahmadinejad, se emocione ante la muerte de un amigo hasta el punto de entrar en terreno peligroso, pero seguro que Alí Jameneí, el Líder Supremo, no lo comprende.
¿Por qué Ahmadinejad es inmune?
Todo el mundo sabe que desde hace un tiempo las relaciones entre el presidente y el Lider Supremo no son buenas.
Cuando he preguntado en Irán, donde estuve hace apenas unas semanas, sobre esta cuestión me respondían que Ahmadinejad es intocable porque tiene información bien documentada sobre las redes de corrupción cercanas al Líder, a su camarilla y a sus parientes más cercanos. Entre ellos el mismísimo hijo de Jameneí. Información que ha estado recopilando durante los últimos tiempos de su mandato como presidente y que ha amenazado con desvelar.
Y ¿qué hace Jameneí, jefe supremo del único país estable del Oriente Medio? Pues callar y esperar que pasen las elecciones de la forma más inocua posible. Que se vaya Ahmadinejad y venga una persona de confianza.  Por eso ha vetado a todos aquellos candidatos que no eran totalmente afines a sus ideas, entre ellos al recomendado por Ahmadinejad, Mashaeí.
Jameneí no quiere problemas que amenacen la estabilidad del país pero con el veto a Mashaeí  corre un gran riesgo. De momento Ahmadinejad ya ha dicho que Mashaeí recurrirá contra el veto. ¿Será este veto razón suficiente para que Ahmadinejad revele los secretos? ¿Tiene Jameneí un as en la manga que contrarrestaría la amenaza del todavía presidente de Irán? ¿Piensa el Líder Supremo que siendo Ahmadinejad un hombre íntegro, no sacará los trapos sucios del régimen a la luz pública a menos que peligre su vida?

Photo credit: Presidential Press and Information Office / Foter.com / CC BY

23.5.13

Elecciones en Irán 2013



 
El Líder Supremo, Ayatollah Alí Jameneí



Después de muchas elucubraciones sobre quiénes se iban a presentar como candidatos a las elecciones presidenciales del 14 de junio en Irán y, luego, una vez presentados, cuáles de ellos serían aceptados por el Consejo de Guardianes, el martes pasado la televisión estatal reveló la lista final de candidatos. Entre ellos no están ni Rafsanyaní, el favorito de los reformistas, ni Mashaeí, el favorito del actual presidente, Ahmadineyad y de sus seguidores.
Ya se venía anunciando este veto en los periódicos, en las redes sociales y en la calle.
El periódico conservador Keyhan cuyo director es nombrado a dedo por el Líder Supremo, pedía en una editorial a los miembros del Consejo de Guardianes que descalificaran a Rafsanyaní, no solo por su edad, sino también porque era el favorito de todos aquellos que son contrarios al régimen y enemigos del país.

El Líder Supremo, Ayatollah Ali Jameneí, visto lo ocurrido después de las elecciones del 2009 con las grandes manifestaciones reclamando “¿Dónde está mi voto?”, quiere asegurarse la tranquilidad y dar sólo la oportunidad de competir a los más afines al régimen. Todos del mismo color o casi. Ningún candidato al que puedan asirse con ilusión los discrepantes, aunque saben que incluso esa discrepancia entre los políticos iraníes actuales es mínima. Pero es algo.
De los 680 ciudadanos que se registraron para competir, pues se puede registrar cualquier iraní que así lo desee, sólo 8 han sido aceptados, entre ellos el alcalde de Teherán, Mohammad-Bagher Ghalibaf, un antiguo ministro de asuntos exteriores, Ali Akbar Velayatí, un reformista con pocas posibilidades, Hassan Rouhaní y el más fuerte entre todos y favorito del Líder Supremo, Said Jalilí, jefe de las negociaciones nucleares.


File:Mohammad-Bagher Ghalibaf cropped.jpg                  File:Hassan Rouhani 2.jpg        
      Ghalibaf                               Jalilí                                 Rouhaní                           Velayatí
Hace un mes estaba en Irán donde me hablaban de las futuras elecciones presidenciales con la esperanza puesta en Jatamí, el que fuera presidente antes de Ahmadineyad, conocido reformista aunque clérigo y seyyed (luce turbante negro signo de su condición de descendiente del Profeta). Jatamí ponía como condición para presentarse a las elecciones la suspensión del arresto domiciliario en que se encuentran los que fueron candidatos en las elecciones del 2009 (ver entrada anterior en este mismo blog). Esa suspensión no se produjo, signo de que el Líder Supremo no pensaba dejar ni el más mínimo resquicio a los reformistas y que no iba a permitir que la situación se le fuera de las manos como ocurrió con las elecciones del 2009 y el posterior Movimiento Verde. De hecho se empezó a encarcelar a periodistas, a hijos de políticos y a otras voces disidentes.
Jatamí no se registró dejando la vía libre a Rafsanyaní, otro clérigo (éste de turbante blanco y por lo tanto no seyyed), un astuto, rico y con fama de corrupto político que desde la Revolución  ha estado siempre en primera fila de cuanto se ha cocido políticamente en Irán.
Con el veto a Rafsanyaní se van al traste las esperanzas para una política exterior más abierta. Jameneí, el Líder Supremo, el único que realmente manda y lo hace en nombre de Dios según dice la Constitución, y sus afines, se enrocan en el aislamiento y se empecinan en mantener a su pueblo pasando penurias con su actitud extremadamente intransigente. Son adalides de la resistencia ante los intereses occidentales, pese al duro embargo a que son sometidos, como Fidel o Chavez. Como consecuencia entre los jóvenes de los países musulmanes y no son jóvenes fundamentalistas, hay una admiración ante esa resistencia iraní y quienes la alimentan. Los que lo viven en sus propias carnes lo ven de otra manera.
Shirín Ebadí, abogada y Premio Nobel de la Paz, decidió hace tiempo que no votaría mientras las cosas siguieran así y se lo oí decir en persona cuando dio una conferencia en Casa Asia en Barcelona. No votaba por principio, decía, porque las elecciones no son libres aunque sean por sufragio universal y tengan derecho de voto hombres y mujeres iraníes mayores de dieciocho años, pues los candidatos que finalmente compiten han pasado por el cedazo del Líder y su Consejo de Guardianes. Aunque también dijo que comprendía a los que todavía mantenían la ilusión de que algo podía cambiar si ganaba un reformista y votaban.
Votar o no votar, esta era la cuestión hasta hace dos días. Ahora muchos más se han apuntado al bando de la abstención. Pero fijaros bien en lo atada y bien atada que tiene Jameneí la cosa, que estas elecciones presidenciales coinciden con las elecciones municipales y, sobre todo en las ciudades pequeñas y en las zonas rurales, los ciudadanos quieren participar en la elección de quien va a ser su alcalde. Por lo tanto Jameneí tiene además probablemente la participación asegurada.